Crítica de Alimañas, la nueva comedia negra de Jordi Sánchez con Carlos Areces y Silvia Abril

Normalmente, el arte es un reflejo de la sociedad en la que se crea y del momento que se está viviendo, pero hay ciertas películas, en este caso, que están más acertadas a la hora de reflejar el ambiente social. Y, sin duda, Alimañas de Jordi Sánchez es una de ellas, pues en todos sus elementos se puede ver uno reflejado, sobre todo si vive en Madrid.

Tras triunfar en el teatro durante años, el actor Jordi Sánchez y su compañero y amigo, Pep Antón Gómez, decidieron adaptar la obra Alimañas al cine, haciendo crecer a sus personajes y también al escenario, además de rodearse de grandes amigos y estrellas de la profesión como pueden ser Silvia Abril, Carlos Areces o Loles León.

Una película que coge elementos tan actuales de hoy en día como pueden ser las lluvias torrenciales de estos últimos años, el problema de la vivienda, o la dificultad de repartir una herencia de miles de euros entre dos hermanos que no han tenido la misma carga de responsabilidad a la hora de cuidar a su madre enferma. 

Y toda esa mezcla de temas, que podría resultar deprimentes, sobre todo por lo cercano a la situación real de muchos espectadores, los junta en una mezcla de humor mordaz, pero sencillo, con toques de gag físicos y con un elenco de actores de lo mejor del cine español actual. 

Lo mejor de Alimañas: sus actores 

Aunque la trama de Alimañas está perfectamente encajada en el contexto social actual, la historia se quedaría en una película sin más si no fuera por sus actores, un reparto pequeño pero perfectamente elegido. 

Mientras que Jordi Sánchez se ha reservado para él mismo el papel del hermano más desagradable, que puede recordar bastante a su personaje en La que se avecina, el mayor peso cómico se lo ha dado a la maravillosa Silvia Abril, que en esta ocasión interpreta a su mujer, obsesionada por conseguir hacerse con la recompensa que le prometió su suegra tras años de aguantarla.

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Con cuatro kilos de maquillaje sobre su cara, Abril nos recuerda a todos por qué su personaje de la Niña de Shrek sigue siendo inolvidable, ya que no tiene ningún problema en demostrar sus habilidades por la comedia más física, en su desesperación por conseguir los abanicos prometidos.

El papel de las vecinas, que funciona como una unidad a pesar de que son tres, lo lleva a cuestas la maravillosa Loles León, que hace y deshace en el edificio sin dejar de lado a su padre, en un papel con el que se nota que se lo está pasando realmente bien. Carlos Areces, por su parte, aunque también está brillante, recupera un papel ya visto en otras ocasiones.

Una gran ejecución técnica 

Otra de las cuestiones que más me sorprendió de ver en cines Alimañas es lo bien conseguida que está esa ambientación de edificio viejo del centro de Madrid, pues no falta ni un detalle. Están las paredes con papel que lleva años sin cambiar, los muebles viejos, las ventanas que cierran mal...

Y uno de los detalles que más me gustó del conjunto: los sonidos. Todos aquellos que hayan entrado alguna vez en estas viviendas habrán podido apreciar que las pisadas, las bisagras de las puertas y los pomos no suenan igual que ahora. Todo es tosco y ruidoso y en Alimañas casi se puede sentir en la piel. 

Casi tanto como el ambiente en el que se mueven los personajes a lo largo de la película y que a mí me recordó muchísimo a las películas de Álex de la Iglesia, no en vano los autores de Alimañas le citan como referencia directa. Puede que muchos noten ese aire a La comunidad en el edificio de viviendas donde se desarrolla la trama.

Aunque para mí, lo más parecido al cine de De la Iglesia es todos esos planos a media luz, casi a oscuras, con una especie de filtro verdoso que hace que algunos colores se vuelvan hasta desagradables y el ambiente se vea hasta cargado.

Un clímax demasiado precipitado 

Lo cierto es que es una pena que, con todos los ingredientes que tenía Alimañas para hacer una película divertida y reflexiva que consiguiese quedarse en la mente de los espectadores, su final tan precipitado acabe por ensuciar un poco el conjunto. 

Sobre todo porque llega en un momento en el que los personajes, por fin, empiezan a interaccionar todos con todos, después de haber estado en diferentes momentos y escenarios, y todo ello se acaba de repente, con una solución que se podría decir que es algo simplista. 

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Aun así, Alimañas es una película más que disfrutable que a muchos les recordará a las comedias más sencillas, en localizaciones, producción, pero profundas en guion y en el mensaje que quiere transmitir sobre las complicaciones de la familia, los intereses encontrados y la búsqueda de cualquier resquicio para sobrevivir. 

Sin duda, Jordi Sánchez y Pep Antón Gómez han salido airosos de su primera incursión en el cine, aunque podrían haber dado mucho más. Alimañas llega a los cines el 27 de octubre.