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Crítica de La bala de Dios (God Is a Bullet), con Nicolaj Coster-Waldau y Maika Monroe

La bala de Dios

Crítica de La bala de Dios (God Is a Bullet), el thriller dirigido por Nick Cassavetes y protagonizado por. Nicolaj Coster-Waldau y Maika Monroe.

La bala de Dios (God Is a Bullet) supone el nuevo trabajo de Nick Cassavetes en clave de thriller tomando como base la novela superventas del mismo título escrita bajo el pseudónimo de Boston Teran de 1999 que está inspirada, supuestamente, en hechos reales.

Este último dato es indemostrable dado que se desconoce la identidad del escritor y la novela parte de su propia experiencia, tras infiltrarse en una secta satánica mexicana para buscar a la hija secuestrada de una antigua integrante de la misma.

Los hechos y roles se han ficcionado a conveniencia del autor primero y de Cassavetes después con la creación de nuevos personajes entre los que se encuentra el propio protagonista de la novela y cuyo fin, claro está, es incrementar la intensidad del relato.

Eso sí, el título, según parece y si le damos credibilidad a sus declaraciones, tiene su origen en una de las pintadas que leyó en la pared de una de las viviendas en las que se reunían los miembros de la secta: "Dios es una bala directa a tu cabeza, que te hace sentir bien solo cuando estás muerto".

En La bala de Dios, el ecléctico e inclasificable hijo del director de cine independiente John Cassavetes que cuenta en su filmografía con títulos tan dispares como El diario de Noa, Alpha Dog o No hay dos sin tres combina muchos elementos que hacen que el tono sea cambiante.

Hay notas de terror, de gore, de drama familiar, de acción y suspense además de alguna que otra secuencia poética inspirada aunque dispersa.

 

La película tiene dos montajes: el original de 156 minutos y uno menos extenso, de 120 minutos, para facilitar su estreno comercial en algunos territorios. En España, ha se ha estrenado la versión larga.

El gran aliciente para ver esta película es la interpretecacoon de los magnéticos Nicolaj Coster-Waldau (Juego de tronos) y Maika Monroe (El extraño), que además de empastar de maravilla en pantalla, consiguen capturar la esencia de sus personajes y hacerlos comprensibles incluso cuando toman decisiones cuestionables.

Una fe inquebrantable contra una secta satánica

El punto de partida de La bala de Dios puede parecer todo un cliché: después de que su exmujer sea asesinada de forma brutal y su hija Gabi (Chloe Guy) sea secuestrada por una secta satánica, el detective adjunto Bob Hightower (Nicolaj Coster-Waldau) decide tomar cartas en el asunto ante la ineficacia de la investigación oficial.

Bob abandona la policía, se tatúa y se infiltra en la secta. Su única ayuda consiste en el renegado social conocido como The Ferryman (Jamie Foxx) y Case Hardin (Maika Monroe), una joven víctima resiliente que ha conseguido escapar del culto pagando un alto precio: vive en permanente tensión, tratando de desengancharse de las drogas que le administraban y de recuperar su independencia emocional.

Juntos Bob y Case se adentran en la boca del lobo para intentar salvar a Gabi mientras que ella trata de aprovechar la oportunidad para fortalecerse y pasar página de una vez por todas dejando atrás al carismático y brutal líder Cyrus (Karl Gusman), bajo cuyo influjo llegó a perder el concepto de sí misma.

La bala de Dios es una película áspera, ruda y muy visceral en la que la violencia física cobra un enorme protagonismo pero a la que, a grandes rasgos, le falta verosimilitud y profundidad. No se explora el pasado de los integrantes de la secta ni cómo o por qué fueron captados con tanta fuerza y se echa en falta una galería más extensa de personajes. 

Los peor compuestos y definidos son con mucho los malos de la función, casi caricaturescos y en exceso definidos por su aspecto físico. Es el caso de Karl Glusman y de Jamie Foxx, que aparece poco tiempo en pantalla y tiene pocas oportunidades de destacadar más allá del impacto que produce en primera instancia su caracterización.

Otros secundarios como Jonathan Tucker (Westworld) o Ethan Suplee (Babylon) resultan o demasiado histriónicos o poco implicados con un libreto que tampoco les da ocasión de realizar interpretaciones memorables.

Si en lugar de hacer una lectura pegada a la realidad la interpretamos solo como una historia de venganza al uso, sin enredarnos en su compromiso con la realidad, La bala de Dios está cocinada a fuego demasiado lento, dado que solo se viene arriba muy al final, cuando se eleva el enfrentamiento en un clímax brutal tremendamente tardío.

Hay un problema recurrente de exceso de metraje en todo tipo de producciones... muchas de ellas, regresando a la sala de montaje, conseguirían una versión de sí mismas superior. Así que, escuelas de cine, si nos estáis leyendo, formad a profesionales en este ramo, que hacen falta.

VALORACIÓN:

Thriller de venganza árido y crudo que acusa el impacto de una violencia descarnada y una duración excesiva: salva la función la pareja protagonista y algún que otro pasaje inspirado y hasta poético.

LO MEJOR:

Las interpretaciones de Waldau y Monroe: tienen una innegable química en pantalla y ambos son magnéticos.

LO PEOR:

El montaje deja mucho que desear y el guión no profundiza en absoluto en los representantes y el líder de la secta ni en sus motivaciones.
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