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Crítica de Bandidos: una caricatura entre La Casa de Papel y La búsqueda a la que sólo falta Nicolas Cage

Bandidos

Crítica de la primera temporada de Bandidos, creada por Pablo Tébar. La serie está protagonizada por Ester Expósito, Alfonso Dosal, Juan Pablo Medina, Mabel Cadena y Nicolás Furtado, entre otros. El estreno de Bandidos en Netflix fue el 13 de marzo de 2024.

Unos acordes de rock, una entrada caminando en grupo en slow-mo y una voz en off que introduce a cada uno de los personajes. Habrás visto los primeros 30 segundos de la serie y creerás saber de qué va esto: es Bandidos, la nueva serie de Netflix de aventuras y robos.

No en vano Netflix ha aprovechado escenas de La Casa de Papel para montar su promoción en estos últimos días utilizando al Profesor para dar pinceladas de sus personajes en uno de los sets de la primera guarida del grupo.

El arranque va tan al grano que a todas luces te pillará desprevenido y que parece prometer ritmo y acción. Y ritmo y acción tendrás. Eso no se lo voy a quitar. Pero lo que viene a partir de aquí es una caricatura que se queda a medio camino entre el absurdo y la verosimilitud.

La coproducción méxico-estadounidense viene bajo el brazo de Pablo Tébar (Mar de plástico o Pollos sin cabeza), creador y guionista de la serie, y está dirigida por Adrian Grünberg (Rambo Last Blood) y Javier Ruiz Caldera (Malnazidos).

Ocean's Eleven se cruza con La Búsqueda

Un grupo de ladrones variopinto se reúne alrededor de Miguel (Alfonso Dosal, de Narcos) para encontrar el tesoro de Aj Took, cuya tumba estaría repleta del oro con el que lo enterraron. Son Bandidos, aspirantes a cazatesoros que quieren dar el golpe de sus vidas.

La primera en escena es Ester Expósito (Venus) como Lilí, una estafadora sin escrúpulos y el gran reclamo comercial de la serie. Pero no es el único: estará acompañada de Juan Pablo Medina (La Casa de las Flores) o Mabel Cadena (Black Panther: Wakanda Forever), además del ya mencionado Alfonso Dosal.

Pero Miguel tiene una motivación extra: su padre, Juan (Bruno Bichir), otrora el Indiana Jones mexicano, padece alzheimer y necesita el dinero para poder seguir con el cuidado del centro en el que está internado.

Es un cruce temático entre la ya arquetípica banda de delincuentes, ahora que tenemos a Berlín omnipresente, y la búsqueda de un tesoro maya como una nueva entrega de La Búsqueda, pero con protagonistas pretendidamente torpes e inexpertos.

Bandidos

Porque esto no es la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre. Tampoco Nicolas Cage buscando un nuevo tesoro en las profundidades de México. Quiere ser una ingeniosa vuelta de tuerca que lleve el humor a primer plano, pero el resultado está muy lejos de satisfacer cualquier expectativa.

Dejando al margen el caótico montaje del primer episodio o los problemas técnicos y errores de enfoque que desbaratan el efecto de escenas como el casi atropello de uno de sus personajes, es la narración de Bandidos la peor parada.

La banda se pasa media temporada dando vueltas entre huidas inverosímiles y rescates repletos de acción delirante, pero que carecen de relevancia argumental, convirtiendo sus chanzas en clichés terriblemente ejecutados que te harán preguntarte qué estás haciendo con tu tiempo.

Y tampoco desarrolla sus piezas. Los protagonistas son esbozos superficiales de los que obtendremos poco trasfondo en sus siete episodios de 45 minutos. No perderá el tiempo para explotar su atractivo físico, dejando para el melodrama final que sintamos empatía por alguno de ellos.

A medio camino de la sátira

Hay interés en crear una atmósfera paródica alrededor de los personajes y el género; desde el hacker adolescente al villano de cara quemada con sombrero de mafioso y bastón que esconde una espada. Incluso una genuina sensación acogedora en el tono familiar jugando con sus excesos de confianza y su absurda realidad.

Pero el guion se queda a medio camino de todo. Es excesivamente ligera y predecible, y ese tono burlón y aparentemente satírico deja su ejecución muy lejos del nivel de producción en el que se encuentra. Porque quieres creer que es todo una gran broma, pero a tramos no lo parece.

Es Nicolas Cage haciendo cine de serie B sin ser consciente de ello. Son escenas rocambolescas en sucesión que vas a ser incapaz de comprar que tiran de efectos de montaje para que parezca que estás viendo la hispanización de Ocean's Eleven mezclada con un intermitente patetismo intencionado.

Es evidente que detrás de Bandidos hay un equipo que tenía mucha ilusión por hacer de la serie un punto de inflexión para la producción nacional, pero, sabiendo del trabajo previo de todos los que forman parte de ella, dudo que este sea el resultado que esperaban.

No querría penalizar la serie por aquello que nunca ha pretendido, pero, precisamente, esa es la paradoja con la que está construida Bandidos: promete aventuras y un humor que quizás encuentre su público en el Caribe, pero sus buenas intenciones no pueden compensar las deficiencias fundamentales de la serie.

VALORACIÓN:

Bandidos quiere ser una caricatura divertida del género de robos con acción, aventuras y humor, pero su intención se queda a medio gas dejándonos con escenas rocambolescas y un tono tan inestable que la hacen decididamente desafortunada.

LO MEJOR:

La papeleta de interpretación que ha caído en los actores consigue mantenerse aún tambaleándose todo a su alrededor.

LO PEOR:

Lejos de abrazar el absurdo, mantiene una equidistancia con la exageración y la seriedad que da como resultado un pastiche poco alentador.
Hobby

45

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Etiquetas: Netflix