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Crítica de Beekeeper: El protector con Jason Statham repartiendo estopa a diestro y siniestro

Beekeeper: El protector

Crítica de Beekeeper: El protector, la nueva película de acción de calificación R dirigida por David Ayer y protagonizada por Jason Statham. Estreno el 12 de enero de 2024.

Jason Statham es toda una institución en su género, así como un reclamo publicitario magnífico: lo que se dice un imán para la taquilla, como bien ha venido demostrando con películas como Operación Fortune, Fast X o Megalodón 2: La fosa.

Ya sabemos de antemano que los proyectos en los que se desenvuelve generalmente no requieren estrujarse las meninges, pero retorna el precio de la entrada proporcionando un entretenimiento digno de las expectativas que genera. Vamos, que suele cumplir. 

David Ayer parece haber pensado en Beekeeper: El protector como el comienzo de una nueva franquicia de acción presentando a un personaje implacable e imparable que, una vez activado, no se detiene ante nada. 

El detonante se parece bastante al de John Wick pero su cruzada es en modo "lobo solitario" y la cinta no construye un imaginario propio, sino que se atiene a las reglas del juego que conocemos. 

El guión de Kurt Wimmer (Los meren4rios) es, de hecho, simple a más no poder, pero le saca al actor todo su atractivo como tipo duro, de pocas palabras y fuertes puños, que es justo lo que uno espera cuando lo ve en el cartel. 

En Beekeeper: El protector, Statham da vida a un Adam Clay, un pacífico apicultor que vive retirado en el tranquilo pueblo de Oakhaven cuidando de sus abejas. Un buen día, su fiel amiga y vecina Eloise Parker (Phylicia Rashad) aparece muerta en su hogar tras haber sido víctima de una cruel estafa a través de Internet. Todo indica que se ha suicidado.

 

Su hija Verona (Emmy Raver-Lampman), agente del FBI, decide ir tras la pista de los implicados en limpiarle las cuentas bancarias, pero será Clay quien, al margen del sistema, tire del hilo para ir escalando en la cadena trófica empezando desde los ciberdelincuentes hasta enfrentarse a la cúpula del poder bajo cuyo paraguas operan con total impunidad.

Eso sí, no se anda con remilgos, de modo tal que el conteo de muertos se eleva día tras día. Su objetivo final será el excéntrico y malcriado Derek Danford (Josh Hutcherson) que cuenta con la protección del sibilino Wallace Westwylde (Jeremy Irons), uno de esos villanos elegantes que nunca se mancha las manos.

Sin escala de grises

Uno de los aspectos que pueden decepcionar a los espectadores que vayan a ver Beekeeper es que la trama no deja a ningún personaje en un terreno difícil de descifrar: lo que va a suceder es muy predecible, los "malos" y los "buenos" no pueden estar más definidos y, por tanto, el único motivo para disfrutar es el de ver palos.

La calificación R de la película es uno de sus alicientes: ojo, hay sentido del humor con juegos de palabras, algún que otro momento casi mítico como es el de ver al personaje principal enchaquetado o los oponentes de atuendo y peinado kitsch que parecen sacados de la propia Escuadrón Suicida, pero Ayer le quiere dar un tono solemne, castigando a los corruptores de nuestra sociedad capitalista.

Beekeeper: El protector

MGM

Statham cumple con creces, mostrando todas sus habilidades en pantalla, aunque este protector parece demasiado fuera de control. En un momento dado, puesto que no consiente que nadie se interponga en su camino, tampoco duda en cargarse a las fuerzas de seguridad... Vamos, que es un tipo hosco, obstinado y con la brújula moral algo deteriorada.

El desarrollo de personajes no es uno de los fuertes de esta propuesta: muchos de ellos, secundarios, son accesorios al desarrollo de los acontecimientos (podrían desaparecer de la historia sin que se alterara su curso).

Y tampoco llegamos a conocer demasiado el trasfondo y las motivaciones del protagonista, más allá de su emperramiento con proteger la colmena, defender a las abejas de los avispones, etc. Las líneas de guión recalcan una y otra vez la metáfora de la sociedad como colmena, como si necesitara justificar constantemente su propia narrativa.

No podemos decir que Beekeeper sea original en exceso... ¿Cuántas películas de vengadores solitarios hemos visto ya? Muchas, muchísimas. Lo que no abunda tanto es que sean tan bestias, ahí Ayer ha echado el resto y es una baza ganadora. Hay margen de maniobra para una sustancial mejora en una futurible secuela, si es que atiende a razones y lima las asperezas de esta primera entrega.

VALORACIÓN:

Beekeeper da exactamente lo que promete: acción a raudales con múltiples enfrentamientos entre un representante del bien absoluto y la panda de corruptos que se eleva hasta las más altas esferas de poder. El planteamiento no puede ser más simple, pero funciona como entretenimiento.

LO MEJOR:

Su calificación R y su desvergüenza: ¿a quién le importa la verosimlitud cuando se puede ver leña de este calibre?

LO PEOR:

Las doscientas veces que nos explican la analogía de la sociedad y la colonia de abejas. El abrupto final.
Hobby

65

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