Crítica de Mañana es hoy, la comedia sobre viajes en el tiempo con Carmen Machi y Javier Gutiérrez

¿Buscando un plan agradable de cine en casa? Nacho G. Velilla, el director de comedias como Perdiendo el norte, Perdiendo el este, Villaviciosa de al lado, Por los pelos o Que se mueran los feos se pasa al streaming de la mano de AmazonPrime Video para lanzar Mañana es hoy.

Lo hace contando con un reparto muy bien nutrido en el que sobresalen Carmen Machi y Javier Gutiérrez, dos intérpretes tan solventes en el terreno de la risa como en el del drama, pero donde veremos también a Pepón Nieto, Antonia San Juan o Silvia Abril, entre otros, de modo que no sale de su tónica de abordar castings muy corales.

En esta ocasión, el humor funciona mucho mejor que en sus anteriores proyectos gracias a la hilaridad que surge de enfrentar el mundo de principios de los 90 al de 2022: ropa, expresiones, adelantos e idiosincrasia en general. Algo que ya hizo en su día Regreso al futuro, película que sirve de inspiración a ésta y es tanto nombrada como homenajeada.

También se mantiene como constante el hecho de que Mañana es hoy se mueva al límite de lo políticamente correcto, con alguna secuencia subida de tono a lo largo de sus 108 minutos de metraje. Consecuencia: calificación por edades para mayores de 16 años (tela las pantallas partidas del "momento Satisyer").

En el verano de 1991 la familia Gaspar decide por fin tomarse unas merecidas vacaciones yéndose a la playa pero no es tarea fácil. José Luis es un padre controlador y estricto que mide el tiempo al milímetro y le cuesta dejar su negocio de fotografía en manos del hijo de la vecina pero lo peor es que su hija Lulú no quiere separarse de Charly, su pareja.

Finalmente consiguen llegar a su destino y encarar unos días de asueto, pero Charly se presenta de forma inesperada para celebrar el cumpleaños de Lulú y ante el enfado de su padre, termina escapando con él mientras José Luis, su esposa Pilar y su hijo Rodri alquilan una barca a pedales.

En medio de la nada se desata una tormenta eléctrica que les alcanza con un rayo transportandoles hacia el futuro: ¡están en 2022! Pronto descubrirán cuanto ha cambiado todo con la llegada de los teléfonos móviles, la música trap o el topless, pero lo que más les impactará será conocer el destino de Lulú. Su obsesión será cambiarlo, aunque eso conlleve regresar a los 90 de algún modo...

Tragicomedia irregular pero con destellos divertidos

Mañana es hoy es una película original y distinta en la medida en la que no se suelen ver, en la filmografía española, muchos títulos en los que se den cita el humor y la ciencia-ficción, menos aún si requieren un cierto nivel de introducción de efectos especiales. La razón es obvia: incrementa los presupuestos y aumenta los plazos de espera antes del estreno. 

Aquí por suerte, se ha estirado el chicle para poder hacer uso de ellos y no chirría que no sean perfectos porque es una comedia y eso hace que se rebaje el nivel de exigencia por parte del espectador que valora por encima de la calidad de estos la historia y la experiencia de visionado.

Si nos atenemos a la simple lógica, la narración hace aguas por varios sitios: ya sabemos lo difícil que es atreverse con los viajes en el tiempo sin patinar con la lógica más básica, pero cierto es que no es la preocupación principal del guión justificarse, algo que hace muy al final, de forma somera e incoherente.

También resulta algo convencional la denuncia del maltrato a la mujer en Mañana es hoy y muy blandito el drama paternofilial en el que, seamos sinceros, un padre duro de los 90 no sería nada divertido... no solo por arrear collejas. Apunta algunos temas pero no termina de apuntillarlos como se merecen.

El corazón de la historia está en ver cuánto hemos cambiado en estos treinta años: nos puede parecer que estamos mucho más avanzados gracias al cambio de los roles familiares tradicionales, el uso de la tecnología o cierta mejora del poder adquisitivo pero también se sufre la precarización del empleo y el individualismo extremo. Ni cualquier pasado fue mejor, ni el futuro será perfecto.