Crítica de Constelación: fantasmas en el espacio con una excepcional Noomi Rapace

Apple TV+, para, que me enamoras. La plataforma debe tener tras sus puertas un buen ejército de nerds que sigue apostando por contenidos de ciencia ficción y thriller después de hits como Silo o Fundación. Hoy tiene nueva propuesta: Constelación, una gran conspiración en el espacio.

La están vendiendo como su próximo gran éxito, con Noomi Rapace regresando al espacio después de Prometheus. Esta vez se va a tener que enfrentar a algo incluso más terrorífico y menos tangible: su propia psique.

Peter Harness (La guerra de los mundos, Doctor Who), su creador y guionista, ha dibujado un thriller que explora el regreso de los astronautas a su vida en la Tierra después del periplo espacial, aderezándolo con una conspiración NASA-ESA-Roscosmos, física cuántica y viajes interdimensionales.

Constelación arranca en la Estación Espacial Internacional. La comandante Jo Ericsson (Noomi Rapace) dirige a su tripulación como parte del proceso diario, estudiando, además, un proyecto del veterano astronauta Henry Caldera (Jonathan Banks, de Breaking Bad) sobre los estados de la materia.

Pero algo colisiona con la Estación. En medio del caos, Jo tendrá que salvar a su tripulación, descubrir qué ha causado el impacto y regresar a la Tierra antes de que se agote el oxígeno... y su propia cordura.

Dos universos de luces y sombras

Como estoy seguro de que muchos fans del sci-fi pueden aterrizar aquí esperando la presencia protagonista de la exploración espacial, voy a ser cristalino: Constelación no es esa serie.

Han puesto todos los huevos en la cesta del primer episodio en el que sí tenemos la constricción de la Estación Espacial Internacional. A partir de ahí el drama se vuelve literalmente terrenal con referencias a la experiencia espacial, pero su objeto de estudio será, como decía, psicológico.

Y, jo, qué minutos nos regala el espacio de Constelación. Es la base de la trama y nos tiraremos toda la primera temporada echándola de menos. En la tensión de la muerte inminente y el desafío de la gravedad es donde Noomi Rapace despliega todo su potencial artístico.

Cuando nuestra protagonista llega a casa nada es cómo debería ser. Tampoco ella misma. O eso dicen su hija y su marido, que recelan de ella por actitudes que no asocian con la Jo que se marchó al espacio un año antes.

Esta pérdida de memoria y/o actitud psicótica es la misma que veremos en Henry Caldera, el veterano de Apollo 18 que lleva toda su vida cuestionando su experiencia en el espacio por razones similares a las de Jo. ¿Y si todo fuese una conspiración?

Mientras te vas poniendo el gorrito de aluminio, te adelanto que sí, la serie va a trazar paralelismos y guiños con la conspiración de culto del aterrizaje en la Luna. En la línea de Capricornio Uno (Peter Hyams, 1977). Más concretamente con los personajes que entonces fueron expertos en ingeniería aeroespacial y ahora lo son de pandemias y volcanes.

Pero su objetivo es otro completamente distinto. Lo que puede arrancar con tintes de The Martian (Ridley Scott, 2015) y que pretende ser más cercano a Moon (Duncan Jones, 2009). Eso si no dejamos que sus primeros episodios nos hagan bajar los brazos antes de tiempo.

Porque ese es el gran caballo de batalla de la primera temporada de Constelación: muchos espectadores tirarán la toalla en los dos, quizás tres primeros episodios. La serie se ralentiza y se gusta demasiado en los preparativos, que además están estructurados con poco tino. Esto, sumado a su duración, a razón de casi 60 minutos por capítulo, te va a poner las cosas difíciles.

Remando a su favor están, cómo no, Noomi Rapace, Jonathan Banks y las pequeñas Davina y Rosie Coleman en el papel de Alice, la hija de Jo. La química de sus interpretaciones no sólo es poderosa, sino que es imprescindible para que el plan narrativo, que ya avisábamos no es del todo práctico, funcione.

La trama de Constelación se construye alrededor de una estructura casi circular, repetitiva, y harto desesperante en algunos puntos de la primera temporada. Necesita volver constantemente al inicio de los hechos para profundizar en la confusión de Jo y también en la nuestra.

Así, su pretendida profundidad narrativa y su misterio son una ofuscación evidente que termina siendo molesta con las resoluciones de los conflictos. Y, aún así, te verás dándole al play del siguiente episodio.

Hay un carisma genuino en sus personajes y en las interpretaciones que nos llevarán a querer destapar la corrupción de las agencias espaciales y saber qué pasa con Alice y Jo. O, al menos, con las que conocemos en este universo.

Sin protagonistas como Rapace y Banks estaríamos hablando de un resultado muy distinto. Podrás observar cómo sus ojos se trasladan emocionalmente de un punto al diametralmente opuesto con una sencillez que sólo da la experiencia.

Como buen thriller psicológico, es una historia guiada por los impulsos de sus personajes. Con sus coqueteos con el terror, pero, definitivamente, no tan inspirada como Dark aunque esas sean sus aparentes pretensiones.

No veo Constelación siendo la siguiente gran bandera de Apple TV+. Lo que sí es es una nueva demostración de que la plataforma sigue apostando por contenidos eclécticos de factura impecable, con una producción cuya calidad te habla directamente de cuál es su casa.

Las cartas están dispuestas para una segunda temporada, pero, viendo las dudas sobre la continuidad de Fundación, toca esperar a la respuesta de la audiencia para ver si el potencial de sus personajes e intérpretes son motivo suficiente para continuar esta historia de fantasmas en el espacio.