Crítica de Te estoy amando locamente: orgullosos de la diversidad, pero conscientes de los retos pendientes

Te estoy amando locamente nos retrotrae 46 años atrás para situarnos en la Sevilla de 1977. Se trata del primer largometraje de Alejandro Marín, que previamente había dirigido varios cortos, la serie Maricón perdido y el especial para televisión Una Navidad con Samantha Hudson.

Haber escogido como título la canción de las Grecas no es baladí dado que la película es, ante todo y sobre todo, un retrato costumbrista de la época, con los aires de libertad que empezaron a soplar en el país tras la muerte de Franco y la materialización de una Transición que prometía una Ley de Amnistía (Modelo 77 versaba sobre ello) y la derogación de leyes franquistas aún vigentes.

Una de las principales virtudes de la película es la de salir de los núcleos urbanos de Madrid y Barcelona para mostrar otra ubicación y centrarse en la lucha por los derechos sociales desde una perspectiva distinta.

¿Cuál es el punto de partida?

Miguel tiene 17 años y está a punto de convertirse en el primer universitario de la familia. Su madre Remedios, una mujer viuda que regenta un negocio de sastrería, está entusiasmada por la posibilidad de que su hijo consiga hacer la carrera de abogado. Sin embargo, él tiene alma de artista y desea participar en el programa de RTVE Gente joven.

Un buen día contacta con un grupo de activistas que se manifiestan en contra de la Ley de peligrosidad social, según la cual cualquier persona homosexual puede ser procesada y encarcelada.

Así, entra en contacto con el movimiento feminista y con los incipientes sectores que emergen a la luz, buscando un respeto y visibilidad que parecen muy lejos.

De forma paradójica, todo este caldo de cultivo se gesta en el seno de a propia Iglesia con la ayuda de un párroco, el padrino de Miguel, que brinda su apoyo a los miembros de la comunidad LGTBI.

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Te estoy amando locamente - Galería de imágenes I (6 imágenes)

Te  estoy amando locamente es una película luminosa, optimista y festiva, incluso, que viene a recordar el trabajo realizado por muchas personas para llegar al punto en el que estamos, en el que aún queda mucho que reivindicar, si bien se han dado firmes pasos hacia la igualdad efectiva.

Otra de las virtudes de la película es la de mostrar toda esta realidad desde un punto de vista algo ingenuo: el de un muchacho muy joven que apenas está empezando a "salir del cascarón" y que, por tanto, va descubriéndose a sí mismo y a su entorno poco a poco.

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Te estoy amando locamente - Galería de imágenes II (8 imágenes)

A nivel estético no parece una ópera prima, es una cinta muy lograda que le saca un gran partido tanto a los interiores como a los exteriores.

En cuanto a dirección de actores también apunta a una buena nota: además de contar con grandes intérpretes como Ana Wagener (¡qué gozada verla en un papel principal en el que brilla con luz propia!), Omar Banana, Alba Flores o Jesús Carroza. Todos ellos están bien guiados para abrazar a sus personajes y hacerlos suyos.

Si bien Te estoy amando locamente es una película reivindicativa, también es cierto que es divertida y elegante. Se puede decir sin un atisbo de duda que es apta para todos los públicos y que no ofende a nadie. Solo tiene un pero: peca de ser excesivamente amable evitando cualquier tipo de conflicto "feo".

Hay películas que han centrado sus esfuerzos en denunciar las falsas terapias de reconducción sexual, en los abusos cometidos contra las minorías o en las problemáticas asociadas a su clandestinidad bien sean problemas personales, intrafamiliares o de corte social.

Sin embargo, aunque todas esas realidades están reflejadas en la cinta, se pasa un poco de puntillas por todo ello.

Esto no es obstáculo para que el guión sea emotivo, divertido cuando toca y sobre todo conmovedor gracias a la apelación a valores universales. Dialoga perfectamente con Las buenas compañías, otra película que se desarrolla de forma coetánea aunque centrándose en otra lucha ¿distinta? No tanto, en realidad...