El CEO de Netflix piensa que se acerca el final de la televisión, pero ¿hasta qué punto es cierto?
Reed Hastings dice que a la televisión convencional le quedan, como mucho, 10 añitos. ¿Es posible que el "vaticinio" del CEO de Netflix se haga realidad?
Hace unas semanas, Netflix celebraba su junta de inversores donde la plataforma de streaming líder del mercado revelaba sus datos del segundo trimestre de 2022.
Este año está siendo ciertamente atípico para Netflix. El pasado mes de abril, la plataforma anunciaba que, por primera vez en una década, perdía suscriptores. Hasta entonces, lo máximo que le había sucedido es que su crecimiento se ralentizase.
Aquello se tradujo en un picado histórico en bolsa y en el temor de que la época dorada del streaming empezase a tocar a su fin. Muchos creían que otras plataformas seguirían al gigante en su caída.
Netflix se ha convertido en el adalid de los servicios de transmisión. Su extensísimo catálogo cuenta con series de éxito como Stranger Things o Sex Education. En el terreno cinematográfico, Netflix ha pegado el estirón y tiene películas como No mires arriba, Historia de un matrimonio o El irlandés.
Volviendo a la juta de inversores de julio, Netflix perdía casi un millón de suscriptores. A diferencia de la anterior junta, la tranquilidad ha sido la nota predominante en los discursos de sus directivos.
Pero, sin duda, el que más ha destacado ha sido el de Reed Hastings, CEO de la compañía desde 2002. Lejos de mostrar cualquier atisbo de preocupación, Hastings vaticinó que el final de la televisión convencional estaba a la vuelta de la esquina y que, como mucho, le quedaban 10 años.
Bien es cierto que Reed Hastings no parece tener el don de las premoniciones, como Los Simpson, pero ¿puede estar en lo cierto? Voy a repasar con vosotros un poco el panorama antes de sacar conclusiones.
EL AUGE DEL STREAMING
La tele de pago lleva décadas existiendo. En España teníamos ejemplos muy claros como Canal+, que pasó a ser Canal Satélite Digital, que mutó en Digital+ y terminó convertido en Movistar Plus+ (si, había más, y más fases, pero es un ejemplo sencillo).
Otras regiones tenían los canales de pago de HBO, mucho antes de convertirse en la plataforma de streaming que disputa pastel con Netflix y otros servicios de transmisión.
En todos esos años, la televisión convencional, ya sea pública o privada, ha aguantado el tipo. Bien es cierto que la masiva diversificación de la Televisión Digital Terrestre (TDT) fue un balón de oxígeno que permitió a los grupos multimedia expandirse con más canales.
No obstante, el concepto del streaming actual, sí que está haciendo mucha más mella en la televisión convencional. Las formas de consumo de entretenimiento están haciendo que las audiencias más jóvenes prefieran ver contenidos a la carta como, donde y cuando quieran, sin depender de los horarios inherentes a la parrilla televisiva.
También es verdad que los contenidos de muchas televisiones generalistas son cada vez peores. La tele basura siempre ha estado ahí, pero llevamos una racha que está alcanzando cotas absurdas. Contad con que, aunque haga afirmaciones generalizando, siempre hay excepciones.
Sin embargo, el streaming, y ojo, que no digo Netflix, sino que generalizo, está lanzando cada vez una oferta más diversa y, en ciertos casos, de calidad.
La tele convencional también está perdiendo terreno en dos de sus pilares más potentes y que más audiencia les dan: el deporte y los realities.
Plataformas como Amazon Prime Video y HBO Max ya han empezado a incorporar oferta deportiva y acuerdos multimillonarios para retransmitir determinadas ligas. Paramount también está en el negocio en algunas regiones.
Perder los pocos eventos deportivos que quedan en abierto sería un clavo más en el ataúd de la tele convencional.
En cuanto a los realities, ya están desembarcando varios ejemplos en Netflix, como Insiders o el concurso de El juego del calamar. Como no soy fan en absoluto de este tipo de programas, no puedo profundizar mucho en la calidad (en general me parecen la peste absoluta), pero comercialmente es un indicativo de hacia dónde vira el mercado.
NO TODO CUAJA EN EL STREAMING
Hasta ahora he pintado un futuro poco halagüeño para la tele convencional, pero vamos a cambiar de prisma: todo se puede probar con el modelo de streaming por suscripción, pero no todo funciona.
Recientemente hemos visto el monumental batacazo de CNN+, la plataforma de streaming de Warner que aspiraba a convertirse en el gran servicio de noticias y programas de actualidad de streaming. Un mes ha durado.
El de CNN+ es un ejemplo perfecto de que, al menos todavía, el sector de las noticias no tiene sitio en el mundo del streaming, al menos para alimentar una plataforma en exclusiva. Quizá, y digo quizá, otro gallo habría cantado si se hubiera incluido como complemento en otra plataforma.
También hay que tener presente el factor saturación: en los últimos años se ha visto un incremento absurdo de plataformas de streaming. En España tenemos relativamente pocas, pero en Estados Unidos le pegas una patada a una piedra y aparecen diez servicios de streaming por suscripción.
Con un precio medio de entre 8 y 15 euros al mes por servicio (con excepciones, claro), no todos los bolsillos se pueden permitir estar suscritos a muchas plataformas a la vez.
De hecho, algunas familias, por distintas circunstancias, no pueden suscribirse a ninguna que sea de pago, lo que las dejaría con la tele convencional o las plataformas de streaming gratuitas.
LAS DECLARACIONES DE HASTINGS NO ESTÁN CARENTES DE CIERTA IRONÍA
Nos quedamos con el tema de precios. Los costes operativos de plataformas de streaming del tamaño de Netflix, Prime Video, Disney Plus o HBO Max, son cada vez mayores.
Todo ello conduce a sucesivos aumentos de precio en los diferentes planes de las plataformas y a estudiar medidas alternativas para que los usuarios no paguen, literalmente, por todos esos costes.
Esto ha llevado a decisiones que hacen que las declaraciones de Hastings estén cargaditas de ironía. Varias plataformas, entre ellas Netflix, están ultimando los preparativos para implementar una tarifa con un coste reducido, a cambio de incluir publicidad en los contenidos.
No es un sistema nuevo, plataformas como Hulu (con gran participación de capital de Disney) y HBO Max en Estados Unidos, ya incorporan este tipo de planes... y funcionan.
La ironía aparece cuando vemos que el streaming podría ser quien derribe el imperio de la televisión convencional, al convertirse en la propia televisión convencional.
En mi opinión personal, que es el fin de este artículo, y contando con que, literalmente, leo docenas de noticias del sector al día por trabajo, veo poco probable que el streaming haya enterrado a la televisión convencional en la próxima década.
Hay mucha gente, especialmente aquellos de la era predigital, que todavía tienen afinidad con la caja tonta más tradicional. Incluso hay programas que captan la atención de las generaciones que ya son nativas digitales, pero siguen viendo en la tele de forma esporádica.
No obstante, es cuestión de tiempo que la televisión, tal y como la conocemos, deje de existir o hibride en otro concepto como ese del streaming con anuncios. ¿Será antes de 10 años? No lo creo, pero echad la vista atrás y recordad cómo eran las cosas hace una década.
Os doy mi opinión con los datos de que disponemos en 2022, pero igual dentro de cinco años hemos cambiado nuestros hábitos en otro sentido muy diferente.
¿Qué opináis vosotros? ¿Tiene la tele convencional las horas contadas? ¿El streaming se convertirá en la nueva tele convencional?
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