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La fórmula para la duración perfecta de un videojuego

Breath of the Wild

Hay polémicas que siempre vuelven. Con más o menos matices, más o menos parecidas, pero que en el fondo giran sobre lo mismo. Lo interesante es ver cómo cambian con el tiempo. Por ejemplo, la que gira en torno a la duración de los juegos.

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El tema de la duración volvió a la palestra a finales de enero, por un aluvión de noticias surgidas de las declaraciones de Techland sobre que Dying Light 2 iba a durar más de 500 horas

En un pispás, las redes sociales, repletas de expertos en todo y sabedores de nada, se llenaron de ruido y de críticas de todo color y condición, pero resumidas, como casi cualquier cosa, en "todo mal". 

La polémica se reavivó cundo el director de Horizon: Forbbiden West, Mathijs de Jonge, dijo que para completar el juego necesitarías “varios cientos de horas”. Como nos tenemos que quejar de todo, que si no es como que nos falta algo, se montó un buen revuelo… 

Ambas informaciones son ciertas, pero ambas son matizables. La campaña, la historias de los dos juegos, tendrá una duración similar, entre 40 o 50 horas. 

Pero las dos aventuras nos ofrecerán multitud de tareas secundarias que pueden multiplicar por 10 esa cifra… Si nos embarcamos en ellas. Es decir, si nos apetece.

Hace más de 10 años, allá por 2010, salí al paso, desde esta misma tribuna, de una polémica similar, pero al revés: por aquel entonces la queja generalizada era que los juegos eran muy cortos. Más cortos que antes. Por si tenéis curiosidad, allá va este post sobre juegos cortos... o no.

Dying Light 2 Stay Human Análisis del ambicioso juego de zombies en un mundo abierto

Como a mí siempre me gusta pensar un poco antes de tomar partido, en aquella ocasión llegué a la conclusión de que los juegos no eran más cortos que antes… eran mucho más fáciles

La mayoría de los usuarios de las décadas de los 90 y 2000 era incapaz de acabar los juegos por su endiablada dificultad. Dificultad que estaba ahí para, en muchos casos, ocultar carencias de contenido. En otros, simplemente, porque eran conversiones de arcade, que tienen que ser difíciles para sacarnos las monedas… 

De hecho, si os fijáis, veréis que la mayoría (que no todos) de los juegos más difíciles de la actualidad son los que buscan en los juegos retro su fuente de inspiración.

Los juegos se volvieron más amables para atraer a un mayor número de usuarios y, todo hay que decirlo, para librar de la frustración a los menos hábiles. Un cambio que quizá, visto desde la perspectiva de la nostalgia, nos parezca aberrante, pero que yo terminé agradeciendo. 

Pero, es verdad, ese cambio, ese ajuste hacía facilitarnos la vida y dejarnos disfrutar de narrativas más profundas, de historias más complejas, llevó consigo aparejado la disminución de la duración. Los juegos se quedaban cortos.

No duraba lo mismo el primer Uncharted que el primer Tomb Raider, aunque probablemente fueran igual de largos. No duraban lo mismo, porque el primer Tomb Raider era mucho, muchísimo más difícil. 

En estos más de diez años se han intentado muchas soluciones al problema de la percepción de que los juegos fueras cortos. Al principio, se alargaba artificialmente la duración a base de meter misiones vacías y aburridas, se añadieron coleccionables, aparecieron los logros y trofeos y hasta se metía con calzador el multijugador… 

Y, poco a poco, se fue refinando la fórmula, para ofrecernos misiones secundarias, tareas alternativas que podemos jugar o no, pero que cada vez están más trabajadas para que no solo estén, sino que nos apetezca acometerlas. Misiones secundarias interesantes y sorprendentes.

Así, el desarrollo es tan largo como el jugador demande, sin obligarnos a dedicar 100 horas a un juego si no queremos, si simplemente nos vale con llegar al final de la historia. Y, qué queréis que os diga, me parece la mejor solución, porque nos contenta a todos. 

Lo que es absurdo es llegar a equiparar calidad y duración. Hay auténticas obras maestras que duran apenas dos horas. Juegos que te dejan un maravilloso saber de boca y te los acabas en una tarde. Y juegos larguísimos que se te hacen bola. Prefiero disfrutar 6 horas que sufrir 60. 

Claro, que esto va en personas, e incluso en épocas de tu vida. Antaño, yo buscaba juegos lagos, cuanto más largos, mejor. Igual que compraba libros al peso: los de menos de 300 páginas estaban descartados.

Tenía mucho tiempo para leer y para jugar y, si se me acababa pronto la diversión, me disgustaba… Aun así, tengo un lugar muy especial en mi corazoncito para dos libros muy, muy finitos: El Principito y Platero y yo… 

Ahora, que tengo menos tiempo (o más prisa, que se parece, pero no es lo mismo), prefiero los juegos cortos y ya no experimento con los libros: solo leo los que sé que me van a gustar. Y eso que me pierdo.

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Ahora, prefiero coger una historia y acabármela en dos sentadas, porque me abruma un poco pensar que tengo que estar semanas jugando a lo mismo… Y eso que, cuando el juego me gusta mucho, mucho, soy la primera que me quedo por ahí, dando vueltas y completando cosas. Aunque es verdad que cada vez lo hago menos. Las prisas, ya sabéis… 

Valorar los juegos por las horas que duran me parece un error de bulto. La duración buena no es la más larga ni la más corta. La duración buena es la adecuada para cada juego, la que permite contar la historia, la que te deja satisfecho con lo que has aprendido de su mundo. La que sabe a felicidad cuando llegan los créditos. 

Tan malo es que te dejen con ganas de más, como que ya no puedas más. Y encontrar ese equilibrio no es fácil. Además, es tan subjetivo como la dirección artística y la elección de la banda sonora. ¿Queréis disfrutar de experieincias únicas? Aquí, una lista de juegos cortos imprescindibles.

GRIS Nomada studio

Hace 30 años, estaba estudiado que la mayoría de la gente solo se podía permitir dos o tres juegos al año (cumpleaños, Reyes, alguna ocasión especial…), con lo que era importante que los juegos tuvieran una larga duración. 

Las 7.000 pesetas que podía costarte un juego en los 90, eran muchas pesetas… Teniendo en cuenta la inflación, serían unos 80 euros actuales… Casi como ahora. Lo hablamos otro día, si queréis. 

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Hoy en día, se compran muchos más juegos: sale menos caro y es mucho más fácil encontrar chollos en tiendas digitales, servicios de suscripción, rebajas, ofertas, descuentos… Hoy, es casi un castigo que un juego dure 50 horas: no te da tiempo a jugar a todo lo demás. Aunque hay castigos que son una bendición.

Porque si una aventura me gusta, me atrapa y me arrastra a su universo, no me va a importar invertir 60 horas… Y hasta 500 (ya me ha pasado). Y de eso es de lo que se trata, de lo que ha tratado siempre: de que el juego mole. Si mola, todo lo demás, no importa. 

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