Aguantar más de tres décadas en emisión no es fácil, pero la fatiga en una serie como Los Simpson es algo que pocos pueden negar.
Cuando llevas viendo Los Simpson desde casi el momento de su estreno, allá por diciembre de 1989, es fácil que la conversación sobre si la serie se ha alargado demasiado salga a colación con frecuencia.
Puedo afirmar que trabajo en Hobby Consolas gracias a Los Simpson, literalmente, por lo que me da penilla admitir que entiendo que los fans de la vieja guardia, con frecuencia, sientan desprecio por las nuevas temporadas de la serie.
Ya no es que los nuevos tiempos no sienten igual de bien a la primera gran creación de Matt Groening o que la propia frescura original quedase atrás hace mucho tiempo. Permíteme recuperar la pregunta con la que abro este blog de opinión: ¿recuerdas episodios recientes de Los Simpson del mismo modo que los capítulos de los 90? No vale si has visto la serie la semana pasada, no hagas trampa.
Exacto: las temporadas recientes, ni siquiera me atrevo a poner un marcador bien claro de cuándo comenzó el declive, son mucho, mucho menos memorables. Cierto es que también ayuda que Antena 3 / Neox no pongan los episodios 872 veces al año.
El peso del tiempo en Los Simpson
El tiempo afecta negativamente a Los Simpson en muchos aspectos. El factor nostalgia es uno, claro: todos vemos con mejores ojos aquellos episodios con los que, básicamente, nos criamos. Es normal que recuerdes más a Bart fingiendo ser un general en una guerra de globos de agua que cualquier encuentro con el famosete de turno o jugando en línea con Skinner.
Influye, como he dicho antes, que son episodios que has visto tantas veces que te sabes los diálogos de memoria, por lo que si yo digo: "Sé que cada cual tiene su afición; yo cazo para elaboraaaar un vestuario re-sul-tooooon…", tú vas a saber continuar la canción.
También es un factor relevante cómo el tiempo ha impulsado la tecnología en nuestro mundo, haciendo que los móviles, internet y las redes sociales se conviertan en algo cotidiano que, sin embargo, no termina de sentar bien en la serie.
Los Simpson ha adaptado su mundo a la evolución real y lo ha hecho lo mejor que ha podido, no pretendo restar mérito a ese trabajo, pero al conocer cómo era la serie antes, esos cambios pesan con los años. No sucede lo mismo con series como Rick y Morty, que vieron la luz mucho más tarde y ya tenían estos temas interiorizados.
Por usar un ejemplo del propio Matt Groening, a Futurama no le pesa tanto la influencia de la tecnología, puesto que su ambientación en el siglo XXX le brinda un abanico de posibilidades del que Los Simpson no puede disfrutar.
Ya lo decía Homer Simpson en su día "¿Internet? ¿Aún existe?" Al final, la red de redes y todas sus bonanzas han hecho que Evergreen Terrace y el resto de Springfield quedasen pequeños con los años. Venga, un descanso de la negatividad, ahí va un vídeo de un viejo momentazo de Homer.
Dicho esto, hay que decir que se produce el efecto contrario entre las nuevas generaciones, que pueden disfrutar de los episodios más recientes y, al ver los antiguos, pensar algo como: "pero qué leches es esto".
Voy a quedarme en este punto un momento, puesto que merece la pena destacar que muchos espectadores más jóvenes están descubriendo Los Simpson en sus temporadas más recientes. Si te encuentras en ese grupo, o si eres un fan de toda la vida que considera que la serie sigue siendo brillante, que nadie te quite esa ilusión, ojo.
¿Merece la pena extender Los Simpson?
Aquí radica el quid de la cuestión, incluso con la descomunal caída de audiencia que Los Simpson ha sufrido durante años, sigue siendo una serie rentable: de no ser así, ten por seguro que Fox, o ahora Disney, le habría pegado el machetazo hace lustros.
33,6 millones de espectadores fue el pico promedio de audiencia de Los Simpson, allá por la temporada 2 de la serie. Desde entonces, la cosa ha ido cayendo poco a poco, con alguna honrosa excepción que repuntaba. La temporada 35, sin embargo, promedió 4,77 millones de espectadores. Más que nada para que te hagas una idea con cifras.
Hay episodios que aún merecen mucho la pena: los especiales de Halloween, esos famosos Casa-árbol del terror, siguen demostrando la genialidad que la serie tuvo en su momento.
Los mejores gags de Homer, Bart y algunos de los pintorescos personajes de Springfield, sin embargo, quedaron atrás hace mucho en una serie que, en su esfuerzo por mantenerse fresca y actual, ha perdido, irónicamente, la frescura que tuvo antaño y la esencia que la hacía original.
¿Debería terminar la serie? Sinceramente, sí. Mínimo tomarse un largo descanso como Futurama. Pero viendo las declaraciones de los responsables de Los Simpson, o mucho me despisto, o cuando se emita la temporada 36 habrá otra renovación por dos temporadas. Mientras sea rentable, Disney no dejará marchar una IP tan golosa.
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