Un protagonista clave del Ubisoft Forward ha sido Assassin's Creed Mirage, el nuevo gran juego de la franquicia, que quiere llevarnos a una Bagdad fascinante.
Cuando una franquicia se basa en el "más difícil todavía" año tras año, acaba convirtiéndose en su peor enemiga ante las expectativas crecientes que provoca en los fans. Assassin's Creed se había convertido en algo descomunal. Odyssey o Valhalla son grandes juegos, pero hay quien pedía volver atrás, un retorno a las raíces como Assassin's Creed Mirage para PS4, PS5, One, Series X|S y PC.
Ahora que la serie cumple 15 años, es un buen momento para presentar este proyecto, que busca homenajear el primer juego con Altaïr o las primeras aventuras de Ezio. Para ello, viajamos con Basim, el assassin veterano que conocimos en Valhalla, hasta su época de juventud en la Bagdad del siglo IX.
No se trata de un "proyecto más", por así decirlo. Aunque Ubisoft Burdeaux es la encargada del proyecto principal, hasta 11 estudios y 500 personas están involucradas en el desarrollo. Casi nada.
Recientemente, hemos podido ver un tramo bastante amplio de gameplay que hacía hincapié en esa faceta por la que reconocíamos los Assassin's "de toda la vida": buscar un objetivo, diseñar una estrategia, atacar por sorpresa al objetivo y huir de la forma más rápida y efectiva posible gracias al parkour, antes de que los vigilantes nos den caza.
Así, aunque por supuesto seremos más que capaces de combatir si no nos queda más remedio, Basim tendrá un perfil sigiloso y orientado a la infiltración, lejos del enfoque más "rudo" de Eivor o Kassandra. La dinámica de las misiones se basará en 4 pilares: investigar, dar caza, atacar y huir.
Por supuesto, vovleremos a tener un águila que nos haga de guía desde las alturas (siempre que no haya arqueros cerca), llamada Enkidu, además de una "vista de águila" para escanear nuestro entorno inmediato. Para acercarnos a los objetivos o despistar a los guardias, volverá a ser clave mezclarse entre las personas o usar las plantas como escondite mientras avanzamos.
La demo que vimos, centrada en su primer asesinato, mostraba una habilidad nueva, que nos permitía marcar varios objetivos en un orden concreto para luego provocar que Basim se "teleportara" junto a cada vigilante para ejecutarlo.
No nos queda muy claro cómo es posible que haga esto (¿tendrá que ver con algún Artefacto del Edén, como ya se insinúa en los algunos vídeos?), pero desde luego es espectacular. Tendremos una "barra de energía" para ejecutar este nuevo ataque. Con cada objetivo extra que marquemos, la barra disminuirá, para que no podamos encadenar demasiados.
También podremos ejecutar el ya habitual asesinato en combo: primero atacamos a alguien por la espalda y, si tenemos a un segundo objetivo en nuestro punto de mira, podremos pulsar un botón para que Basim le lance un cuchillo.
Esta vez, contaremos con más herramientas que nunca, que recordarán a lo visto en muchas entregas diferentes: bombas de humo, petardos, dardos de cerbatana, cuchillos arrojadizos o hasta una caja explosiva que se detona por contacto.
Muchas veces, estas herramientas tienen más de táctico que de ofensivo. Incluso podremos derribar los andamiajes en pleno giro para generar estorbos mientras estamos ejecutando el parkour.
Este último quiere ser más fluido e intuitivo que nunca, con un estilo que recuerda al de Ezio Auditore. Una ciudad como Bagdad, llena de recovecos, zonas altas y cuerdas entre edificios es ideal para este tipo de actividad.
Una vez estemos a salvo, podremos buscar la base de operaciones de los Ocultos, donde podremos consultar nuevos contratos de asesinato (con el clásico objetivo secundario que nos dé bonificación extra) o conseguir nuevas herramientas, como la propia cerbatana.
Lo cierto es que, a nivel jugable, no hemos visto ninguna novedad realmente de peso, solo un refinamiento de esa forma clásica de concebir los Assassin. Esto nos parece bien de cara a apelar al público que pudiera haberse bajado del carro con las últimas entregas, pero quizá echamos en falta alguna faceta que nos sorprendiera más.
Lo mismo pasa con el apartado técnico, que está a un muy buen nivel en lo arquitectónico y en la iluminación (no hemos podido evitar acordarnos de Assassins Creed Unity), pero al que quizá le pasa factura el seguir siendo intergeneracional para presentarnos un nivel de detalle mayor.
Los modelos de personajes parecen por ahora correctos sin más en cuanto a detalle y expresividad, pero su diseño sí que es de lo más atractivo.
Ahí es donde parece que vamos a tener uno de los puntos fuertes del juego: en el diseño del mundo y de la historia. Como sabréis, Basim es un personaje controvertido y aquí justamente asistiremos a su descenso a los infiernos.
Además, veremos personajes históricos, como Ali Ibn Muhammad, una figura clave en la consagración del poder de una sociedad en plena crisis, pero también secundarios clave como la joven Nehal, que resquebrajarán las convicciones de Basim.
Unas visiones de agresivas sombras parecen torturarlo y, mientras cumple las tareas de los Ocultos, se pregunta: ¿es realmente esto lo correcto? Si los Ocultos luchan por la libertad, ¿por qué él no es libre?
Ese cuestionamiento del objetivo y la razón de los asesinos ya se puso sobre la mesa en Assassin's Creed IV y, sobre todo, en el infravalorado Assassin's Creed Rogue, pero parece que aquí se narrará con mucho más detalle y explicitud en torno a la ruptura moral de Basim.
Solo por eso y por la firme intención de volver a las raíces jugables de la serie (sin subidas de nivel ni entornos más grandes de lo que podemos abarcar), el juego ya tiene nuestro interés y atención. De propina, Ubisoft ha confirmado que saldrá a un precio más bajo que otros AAA: 50 euros para la edición estándar y 60 para la deluxe, lo que no está nada mal.
Assassin's Creed Mirage sigue mostrándose como una apuesta clara y sincera de reconquistar a los que hemos adorado la franquicia desde el principio. Estaremos muy atentos a su lanzamiento el 12 de octubre. Ya solo falta que vuelva alguien como el Sujeto 16 y seremos felices del todo.
Descubre más sobre Daniel Quesada, autor/a de este artículo.
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