Crítica de Ant-Man y la Avispa: Quantumanía, el tímido inicio de la Fase 5 del UCM

Por mucho que desde Marvel nos intenten convencer asegurando que la elección de Ant-Man y la Avispa: Quantumanía como el inicio de la Fase 5 es una forma de "enfrentar al superhéroe más pequeño con el villano más grande", una vez vista la película queda claro que esta decisión casi parece más un error de cálculo. 

El personaje de Paul Rudd en el UCM nunca ha tenido un papel principal en ninguna de sus intervenciones, si bien es cierto que fue el responsable de la idea que salvaría al planeta Tierra en Vengadores: Endgame, pero siempre se ha visto superado por el carisma o la fortaleza de sus otros compañeros. 

Lo mismo que ocurría en sus películas en solitario, tomadas más como una especie de entretenimiento ligero, entre otros grandes títulos de la franquicia como puede ser Infinity War o La era de Ultrón. Tanto es así, que el personaje de Rudd es el único del UCM que comparte el título de sus películas en solitario con la Avispa de Evangeline Lilly. 

Ant-Man siempre ha funcionado como un secundario fundamental y eso se nota en cada fotograma de Quantumanía, que carece de la fuerza o de la importancia que tuvieron otros títulos como Capitán América: Civil War o la serie de Bruja Escarlata y Visión, que en su día fueron las responsables de inaugurar la Fase 3 y la Fase 4 del UCM. 

Michelle Pfeiffer, la superheroína que todos necesitamos

Tanto es así, que el personaje de Paul Rudd se ve continuamente sobrepasado por otros protagonistas de la historia. En especial, el personaje de Michelle Pfeiffer, Janet Van Dyke, que es la responsable de liderar la historia y que se come la pantalla cada vez que demuestre lo bien que se le da hacer de superheroína de acción. 

En este caso, no le hace falta embutirse en un traje de cuero, como la Catwoman de Batman vuelve, para tener algunos de los momentos más destacables de Ant-Man y la Avispa: Quantumanía. Especialmente en las escenas en las que se enfrenta cara a cara con el Kang de Jonathan Majors. 

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Janet es quien guía al espectador a través del Reino Cuántico, pero también quien dirige los pasos del resto de personajes que, prácticamente, se ven desdibujados a su lado. Mientras que Rudd y Kathryn Newton consiguen mantener a duras penas su estatus de protagonista e hija del protagonista, Evangeline Lilly y Michael Douglas no tienen tanta suerte.

Casi se podría contar con los dedos de la mano las frases que Lilly dice en la película. Al contrario que el Hank Pym de Douglas, que cambia completamente de status en la franquicia y pasa de ser un científico brillante a convertirse en un señor mayor que parece perdido en todas sus intervenciones y tiene sus mejores momentos cuando se comporta como el "clásico suegro". 

Kang: el Thanos 2.0 

Al ser un personaje de múltiples variantes en diferentes universos y líneas temporales, Jonathan Majors explicaba en la rueda de prensa de presentación de Ant-Man y la Avispa: Quantumanía que su forma de interpretar a Kang variaba según el personaje al que le tocase enfrentarse. Algo que se ve muy claro en su aparición final en la serie de Loki. 

En aquella ocasión Kang se mimetizaba con el personaje de Tom Hiddleston y se mostraba juguetón y sarcástico. Un Kang completamente distinto al que se puede ver en Quantumanía, para detrimento de los espectadores. Pese a que se podrían haber aprovechado algunas escenas junto al personaje de Michelle Pfeiffer para darle algo de humanidad, esto no se consigue.

Kang va a ser el nuevo gran villano de Marvel y se ha convertido en una especie de imitación del que fue su predecesor. Thanos no tenía carisma y tampoco le hacía falta, simplemente necesitaba ser una especie de bola de demolición que acabase con todos y todas, por ello también solo aparecía en dos películas del UCM...

No obstante, Kang tiene un mayor peso dramático a lo largo de las Fases 5 y 6 de Marvel y, quizá, hubiese estado bien darle un poco más de personalidad, algo que le diferenciase de Thanos, que lo convirtiese en un villano interesante, con un fondo más allá que la destrucción de planeta. 

Pero aunque puede que esto vaya ocurriendo a medida que se van conociendo más variantes de este personaje, en esta película de presentación se queda bastante flojo porque solo se muestra como el clásico dictador que pretende hacerse con un nuevo mundo a base de fuerza. 

Una oportunidad casi perdida para aprovechar el talento de un actor como Jonathan Majors, quien ya ha demostrado su talento en series como Territorio Lovecraft o en la película de Creed III que está a punto de estrenarse. Eso sí, por lo que se deja ver en la cinta, está claro que el actor va a disfrutar mucho interpretando a las diferentes variantes del villano.

Tramas que desgraciadamente se han desaprovechado en el UCM a pesar de tener gran potencial

Demasiado CGI y cameos innecesarios 

¿Cómo es un mundo diminuto que no se puede ver ni por un telescopio? Ésta es la pregunta que debieron de hacerse el director y los responsables de producción de Ant-Man y la Avispa: Quantumanía antes de comenzar a hacer la película. Y aunque podrían tener la inspiración de los cómics de Marvel, parece que han decidido fijarse en un producto completamente diferente.

Pues es inevitable no ver la gran influencia que tiene toda la saga de Star Wars en la creación del Reino Cuántico. Desde la gran variedad de personajes, razas y bichos que se mueven por los diferentes paisajes del Reino Cuántico, las vestimentas que utilizan los protagonistas, hasta escenas que parecen casi calcadas de la saga creada por George Lucas. 

Eso sí, a diferencia de esta, que intentaba solventar la falta de recursos digitales a base de imaginación y creatividad, en Ant-Man y la Avispa: Quantumanía lo apuesta todo al CGI. Prácticamente, no hay planos que no se hayan creado digitalmente y esto acaba cansando al espectador y puede provocar que la cinta envejezca peor de lo que cabría esperar. 

Por otro lado, está el problema de los cameos. De tanto usarlos, Marvel ha quemado su propia fórmula y, mientras que antes cualquier aparición sorpresa en sus películas provocaba una ovación en el cine, ahora solo provoca un ligero suspiro. Es el caso de la aparición de Bill Murray en la película, que sin entrar en demasiados detalles, parece metida con calzador. 

Queda la duda si en algún momento la presencia del actor fue más importante y se ha visto reducida por las últimas polémicas que le han acompañado, o si desde un principio estaba pensada para poder decir que Bill Murray se unía al Universo Cinematográfico de Marvel. 

Es más, la necesidad constante de introducir estos cameos y de alcanzar las dos horas de duración le pesa mucho a Ant-Man y la Avispa: Quantumanía, que pasa de ser una película ligera y entretenida con no muchas pretensiones, a convertirse en un producto estirado en algunas ocasiones con escenas o momentos que no aportan a la trama. 

Aun así, esta última aventura de Paul Rudd en el Universo Cinematográfico de Marvel es más que disfrutable, pese a que el humor tan típico de Scott Lang se ha visto sorprendenmente reducido. ¿Es la película perfecta para empezar la Fase 5? Probablemente no, aunque lo cierto es que el personaje de Kang abre un mundo infinito de posibilidades.

Como en todas las películas de Marvel, Ant-Man y la Avispa: Quatumanía incluye dos escenas post-créditos que, además, conectan con los próximos proyectos de Marvel. Estreno en cines el 17 de febrero.