Crítica de FUBAR: a Arnold Schwarzenegger no le dejan jubilarse en su primera serie para Netflix

A diferencia de otros actores de acción de su generación, como Sylvester Stallone o Bruce Willis, Arnold Schwarzenegger ha preferido mantener su leyenda alejándose del cine y dejándose ver únicamente en ocasiones contadas en la gran pantalla. Y aunque no siempre han sido acertadas, hay que decir que FUBAR ha sido una de sus mejores elecciones.

Pues la nueva serie de Netflix que se estrenó el 25 de mayo, le va como anillo al dedo a este héroe de acción de la gran pantalla, ya que ha sabido captar la esencia de las grandes películas de acción que protagonizaba en los 80 Schwarzenegger, sin perder ese toque moderno que le da el hecho de que una de sus protagonistas sea una mujer. 

En FUBAR, Schwarzenegger da vida a un espía de la CIA a punto de jubilarse que debe volver a la acción una última vez solo para descubrir que Emma, su perfecta hija mayor, también es una agente y ambos llevaban años trabajando juntos sin saberlo. 

Y no solo eso, pues además de enterarse de que su hija trabaja para la Agencia también empezará a conocer a una nueva Emma, capaz de enfrentarse cuerpo a cuerpo contra hombres, que dice palabrotas y que tiene un profundo rencor hacia su padre por las muchas veces que este desaparecía por cuestiones laborales. 

Una clásica película de espías 

Pese a que FUBAR es una serie de Netflix, y no una película, lo cierto es que bebe de las grandes películas de espías de hace unas décadas en las que los protagonistas no tiraban tanto de la tecnología y sí de sus habilidades físicas para poder "salvar el día" al más puro estilo Misión Imposible.

Eso sí, ni Schwarzenegger ni Monica Barbaro ponen en peligro su vida tanto como lo hace Tom Cruise, pero sí que regalan a los espectadores grandes momentos de acción intentando escapar de milicias en mitad de la selva o parando un tren bala con residuos radiactivos. 

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Para los Brenner lo más importante es cumplir la misión y eso es lo que provoca los principales roces entre padre e hija, sobre todo por los métodos tan diferentes con los que quieren cumplir su objetivo y el miedo constante, habitual en un padre, del personaje de Schwarzenegger que no quiere ver cómo hacen daño a su hija. 

Si bien es cierto que las resoluciones de los conflictos en la serie son un tanto fantasiosos (estamos seguros de que un tren bala no se para como los hacen en la serie de Netflix), esta no es una cuestión que nos haya molestado en películas como las de James Bond y tampoco es algo que moleste en FUBAR.

Esta nueva serie está hecha para el total disfrute del espectador y consigue su objetivo con bastante buena nota, pese a que en ocasiones se hace un poco cansino el hecho de que cada misión en la que se embarcan el padre y la hija se acabe torciendo poniendo al límite la vida de ambos protagonistas o el futuro del mundo.

Por supuesto, también hay un malo malísimo que pretende hacerse rico con una bomba nuclear interpretado por el gran Gabiel Luna, al que se le ve muy cómodo en su papel de jefe de guerrilleros con una vena psicópata. Otro de los puntos fuertes de FUBAR, es el hecho de que no se recrean en la violencia y las escenas de tortura, por ejemplo, se ven fuera de plano. Lo que se agradece.

Secundarios prescindibles 

Pese a que, en general, FUBAR funciona muy bien, hay un detalle que no acaba de encajar en la serie de Schwarzenegger: sus secundarios, especialmente la agente interpretada por Fortune Feimster, Roo, que está hecha para ser un alivio cómico junto al personaje de Travis Van Winkle, Aldon. 

Más allá de que resulta complicado entender cuál es su papel dentro de la agencia, sus continuos comentarios fuera de tono, o incluso su desprecio constante a otros personajes, resultan agotadores. Especialmente la parte que se refiere a Roo, que pese a ser una mujer lesbiana tiene algunos comentarios más propios del "cuñado de turno". 

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Menos mal que su presencia no estropea la relación principal entre Luke Brenner y su hija, Emma, que funciona a la perfección gracias a la química entre Schwarzenegger y Barbaro, ambos muy bien mimetizados en sus personajes. Por un lado, el de padre sobre protector al que le supera el mundo moderno, y por otro, el de una hija que lo único que quiere hacer su propia vida. 

En resumen, aunque la capacidad expresiva de Schwarzenegger se ha visto un tanto mermada por la edad (y probablemente por los esteroides de la juventud), FUBAR es una serie más que entretenida, perfecta para pasar un buen rato y con la que se nota que el actor ha disfrutado mucho haciéndola. Un punto positivo para Netflix.