Propiedad intelectual o falta de ideas, ¿por qué Hollywood mira ahora a los videojuegos?

Las adaptaciones de videojuegos al cine han sido durante décadas una oveja negra en Hollywood. Nadie quería mojarse ante la ristra de fracasos, que comenzó en 1993 con Super Mario Bros. 30 años después se ha estrenado otra película de Super Mario... que se ha convertido en la más taquillera del año.

Super Mario Bros. La Película ha recaudado 1.350.000 millones de dólares en la taquilla mundial. Se trata de la segunda película más taquillera de 2023 (después de Barbie), superando con creces a las sagas de Hollywood que parecían taquillazos seguros y que han acabado pinchando: Fast & Furious, Indiana Jones, Misión Imposible, Elemental de Pixar, los superhéroes de Marvel y DC o La Sirenita de Disney.

Sí, hace tiempo que se viene diciendo que se había dejado atrás la maldición de las películas basadas en videojuegos. 

Un buen puñado de películas de Hollywood de los últimos años han sido moderados éxitos en taquilla: Warcraft, Detective Pikachu, Rampage, Sonic 2 o Uncharted recaudaron en torno a 400 millones de dólares en taquilla. 

Super Mario ha sido el golpe sobre la mesa definitivo, y no ha podido venir en mejor momento.

En busca de la nueva gallina de los huevos de oro

La falta de originalidad en Hollywood no es nuevo. Las masas de público no van a comprar una entrada de cine si no tienen una garantía de que lo que van a ver les va a gustar, y la familiaridad de estar ante algo ya conocido es un factor clave.

Por eso Marvel ha triunfado tanto, incluso al adaptar cómics más desconocidos, como Guardianes de la Galaxia. Al menos, hasta Vengadores Endgame, momento en el que la pasión por el cine de superhéroes entró en ebullición... y se evaporó.

La fatiga de superhéroes no es solo una moda de algunos haters en Twitter: se nota en los decrecientes niveles de taquilla de las películas de Marvel (aunque en DC se ha notado mucho más, con los fracasos sin paliativos de Black Adam, Shazam Flash y Blue Beetle).

Pero no es que el público se haya cansado de lo mismo y busque cosas nuevas. Más bien, la gallina de los huevos de oro se ha quedado seca, y Hollywood necesita buscar una nueva. 

Y resulta que el mundo de los videojuegos es una mina de oro, que ha estado siempre ahí pero que muy pocos se habían decidido a explotar. Y cuando lo hacían, generalmente era subestimándolo y sin el equipo apropiado.

Universal y Nintendo, una colaboración con mucho futuro

Disney tenía a Marvel. Fox también tenía a Marvel. Sony tenía a Spider-Man. Warner tenía a DC. Universal, en cambio, sin un buffet de superhéroes del que sacar, ha tenido que tirar de congelados para ser competitiva en la feroz Hollywood de las últimas dos décadas, con resultados sorprendentemente buenos.

Jurassic World y Fast & Furious son dos recalentados de franquicias viejas (porque A Todo Gas, hasta la tercera entrega, era una saga diferente) que han funcionado muy bien a nivel de público. Y mientras se les agotaba la cuerda, Universal fue la más espabilada al escoger rápidamente una nueva pareja de baile: Nintendo.

La colaboración entre Nintendo y el estudio Illumination (junto con los dinos y los coches, la tercera gran impresora de dinero de Universal gracias a los Minions) se anunció en 2018. 

De momento, solo para el estudio de animación (su director, Chris Meledandri, se ha convertido también en director asociado de Nintendo), pero está claro que hay lazos más estrechos entre Nintendo y Universal, como muestra su creciente presencia en los parques temáticos Universal.

Con el catálogo enorme de IP que tiene Nintendo, ¿tomará Universal Zelda, Metroid o Star Fox para convertirlas en nuevas franquicias, de animación o de imagen real, en paralelo a las probablemente múltiples secuelas y spin-offs que de Mario? Yo siempre he pensado que Splatoon quedaría de muerte con el estilo animado de Spider-Man o las Tortugas Ninja...

De momento no hay nada confirmado por su parte, es pura especulación. Pero si lo hicieran, Universal está en una posición privilegiada para convertirse en la productora líder, si Disney y Warner no corrigen el rumbo de sus universos superheroicos.

Sony, naturalmente, también tiene en su propia nevera todas las franquicias de PlayStation, y ya han explotado Uncharted y Gran Turismo en cines, con resultados decentes, pero algo discretos. 

Sin embargo, PlayStation Studios parece operar con cierta libertad para elegir al mejor postor, y sus dos mayores franquicias en PlayStation, God of War y Horizon, han pasado a plataformas, Amazon Prime Video y Netflix respectivamente.

Y aquí está el gran problema de Hollywood respecto a las IP de videojuegos: llegan tarde. Las plataformas se han adelantado.

Las plataformas se han adelantado a Hollywood

Mientras las Majors de Hollywood competían por ver quién sacaba la cifra de recaudación más grande, las plataformas de streaming han ido creciendo sigilosamente hasta convertirse en motores de la industria audiovisual.

Con frecuencia, enemistadas con los estudios que preferían la exhibición tradicional en salas por su, aparente, mayor margen de beneficios (el caso más irónico fue el de Warner, que puso a sus creativos en contra por darle preferencia a HBO Max)... hasta que llegó la pandemia y las plataformas fueron la única alternativa durante casi un año.

Hacer crecer o incluso mantener el número de usuarios, sin embargo, es más difícil de lo que parecía. Y para ello se necesitan IPs. Volvemos a lo mismo: el público estará más dispuesto a pagar su cuota mensual si sabe que a cambio va a recibir algo que le es familiar. 

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Y con todos los superhéroes cogidos por las Majors, es en los videojuegos donde está el mayor catálogo de propiedades intelectuales de renombre mundial y que nadie quería. 

Netflix tiene Assassin's Creed, Horizon, Gears of War o BioShock, entre muchas otras ya estrenadas como Resident Evil, Arcane, Cyberpunk Edgerunners, Sonic Prime (sus adaptaciones de anime como One Piece también se rigen bajo la misma lógica, IPs accesibles que en Hollywood nadie quería).

Amazon Prime Video tiene God of War, Fallout, Life is Strange, It Takes Two o My Friend Pedro. Desde videojuegos AAA que venden millonadas a joyas indie, pero todos ellos con potencial para ser taquillazos en el cine, si se adaptaran bien... pero que no pasarán por ninguna sala de cine, porque Hollywood se durmió en los laureles.