La popularidad de Keanu Reeves volvió a dispararse hace una década cuando se metió en uno de los papeles más icónicos de toda su carrera: John Wick. La primera película se convirtió en un fenómeno instantáneo gracias a sus secuencias de acción cuidadas al milímetro, su magnética mitología y una sed de venganza en la que todos acompañábamos al personaje de Reeves.

John Wick: Otro día para matar arranca con el personaje titular lidiando con su dolor por la muerte de su esposa, Helen, pero eso no le importa Iosef Tarasov (Alfie Allen) y sus colegas, que le echan el ojo a su coche y, en pleno asalto a casa de John Wick, tuvieron la peor de las ideas.

Nos referimos, claro, a la muerte de Daisy, la perrita que le lega a John Wick su difunta esposa y cuya muerte activa el mecanismo de "todo vale" para que el personaje de Keanu Reeves pueda desatar su furia vengativa contra sus asaltantes y cualquiera que intente protegerlos.

La película estuvo dirigida por Chad Stahelski y David Leitch, quien solo participó en la dirección de la primera entrega de John Wick, pero se mantiene vinculado a la saga como productor ejecutivo.

La escena clave de John Wick no tiene nada de acción

Leitch, que acaba de estrenar en cines El especialista, está en pleno frenesí de entrevistas y, ante la oportunidad de hablar con uno de los padres de la saga John Wick, siempre surgen preguntas interesantes, como cuál es, para él, la escena más importante de la primera película.

Aunque se podría haber decantado por escenas trepidantes de las que abundan en John Wick: Otro día para matar, Leitch confiesa en CineFix – IGN Movies and TV que, para él, la escena clave se produce al comienzo de la película de 2014, cuando John Wick conoce a su perrita.

"Hay muchas escenas geniales en el primer John Wick. Una de los más impactantes es cuando Keanu saca al perro del transportín. Es una suerte de combustible emocional para toda la saga. Representa a Helen, su esposa, y su humanidad, y que no le permitirán conservar su humanidad cuando maten al perro.

Fue algo muy provocativo en una película. El estudio y muchos amigos del cine nos dijeron: 'No puedes matar al perro. Maldita sea la película'. Sabíamos en el fondo de nuestro corazón que era el combustible emocional que necesitábamos para este personaje y lo que queríamos hacer después de eso. Así que creo que es una de las escenas más importantes de la franquicia de John Wick".

En una película de acción puedes matar a 400 personas, pero deja a los animales en paz. Ya lo decía Mel Gibson en la saga Arma Letal: "A un hombre puedo dispararle, pero a un perro no".

Sin duda, la muerte de Daisy les dio carta blanca a todos para que la brutal vendetta de Keanu Reeves en John Wick fuese tan bien recibida, y para que sacudiese los cimientos mismos de la Alta Mesa.