Shyamalan ha ido madurando con el paso de los años, que para nadie pasan en balde, ni siquiera para este hombre dicharachero, de aspecto juvenil y educación exquisita al que jamás le echarías 52 años.

Cuesta reconciliar las dos facetas que nos muestra, por un lado la de padre atento a sus hijos y, en sus palabras "preocupaciones de señor mayor" y por otra un hombre algo naif: “De pequeño, fui uno de los últimos niños en dejar de creer en Papá Noel. Todo el mundo me decía que era demasiado inocente, pero sé que hay algo. No le puedo poner nombre, no lo sé, pero hay algo ahí fuera”.

Y hablando de su relación con el misticismo, comparte con nosotros una historia divertida: “Cuando tenía 20 años, mi padre fue a que le leyeran la mano. Aquella mujer le dijo que su nombre sería conocido a lo largo y ancho de los siete mares. Se asustó, porque creía que iba a cometer un crimen terrible. Por alguna razón, era la única forma que concebía de ser famoso”.

Sin embargo, cuando vio el nombre de su hijo, exacto al suyo propio, en las marquesinas anunciando su primera gran película El sexto sentido, respiró aliviado y concluyó que "no se equivocaba".

Da gusto entrevistar a alguien tan afable y abierto a responder las preguntas que se le hacen sobre su nueva película, Llaman a la puerta (Knock at the Cabin), basada en la novela "La cabaña del fin del mundo" de Paul Tremblay.

Aunque, al igual que hizo con Tiempo (Old), una película basada en una novela gráfica, no puede evitar dejar el final mucho más cerrado en su versión y alterar el desenlace. ¿Las razones? Muchas, sobre todo la de crear algo nuevo: “Me gusta configurar una mitología y plasmarla como si fuera real. Así, lo divino, lo imposible, se convierte en terrenal”. Esto es una constante en su cine.

Pero es que además, le gusta sorprender a los espectadores, así que, a pesar de que hayan leído la novela, podrán disfrutar de una experiencia distinta. Como es evidente, los spoilers son criptonita para sus creaciones, pero Shyamalan considera que hoy en día las películas están mucho más protegidas, al contrario que hace unos años cuando el mercado era "el salvaje oeste".

"De joven, me preocupaba mucho que no destriparan mis películas, pero he madurado, he perdido el miedo. Solo puedes proteger el giro argumental hasta cierto punto, y quien de verdad quiera saberlo todo, solo tiene que indagar en Internet”, reflexiona antes de recordar la filtración masiva de Señales: "Quizá fue cuando perdí el miedo. Porque la película seguía interesando a pesar de todo".

Así que Shyamalan considera que son los propios usuarios los que se autoprotegen de los spoilers porque quieren vivir la experiencia en el cine: "en realidad ellos mismos crean el cortafuegos", asegura.

El punto de partida de Llaman a la puerta es la incursión de cuatro personajes en las vidas de un matrimonio homosexual que ha adoptado a una niña china y están disfrutando de unas vacaciones en una remota cabaña. Ellos se presentan de forma inesperada con una misión: salvar el mundo, pero ¿son unos pirados o en verdad está en sus manos desatar el apocalipsis?

“No es tanto que piense más en el fin del mundo como en el miedo. Me encanta el miedo, volver a los clásicos, comoLos pájaros o El amanecer de los muertos, porque trasladan la sensación de estar viviendo realmente un apocalipsis. Aquí lo interesante y el mensaje, creo, es que debemos, de hecho, preocuparnos por lo que sale en las noticias".

A pesar de la temática de la película, Shyamalan no se considera religioso: “Me crié a medio camino entre lo cristiano y lo hindú, por lo que estoy empapado de religión. Me guste o no. Que no me gusta, de hecho, y en mi casa y con mis hijos lo he evitado siempre. Pero sí me parece muy interesante coger conceptos de lo religioso y trasladarlos a la vida real, hacerlos parte del relato”.

Lejos de tratar de compararse con cineastas como Spielberg o Cameron, grandes tótems de la industria, considera que ni siquiera tiene la capacidad de pensar como ellos sino que se considera simplemente un narrador de historias.

“El sistema no funcionaba para mí y ese rechazo me hizo pensar, ¿cómo voy a contar a partir de ahora mis historias? Así que decidí financiarlas yo mismo, hipotecar mi casa. Ahora tengo una relación más saludable con Hollywood porque yo soy el dueño de mis proyectos, yo elijo y nadie me cuestiona”.

Y eso lo sabe bien porque tuvo que reponerse del batacazo que supuso en su carrera After Earth: “Cuando planteamos La visita tuve que pagarla yo mismo, volviendo a hipotecar mi casa. Por suerte, la película funcionó y en Múltiple repetimos la jugada”.

“Creo que esta manera de trabajar está mucho más cerca de lo que era el Hollywood original, ese que usaba el gran mecanismo industrial solo para distribuir sus películas, no para levantarlas desde cero”, añade.

En lo que respecta al reparto, reivindica especialmente a la figura de Dave Bautista, exjugador de wresting e intérprete que "no se ha conformado con ser un personaje". Como bien señala Shyamalan, tiene más líneas de texto en su película que en todas las entregas de Guardianes de la galaxia, donde se muestra especialmente parco en palabras.

Shyamalan sintió que "había algo cautivador en su manera de hablar" desde que lo descubrió en Blade Runner 2049. "Durante el rodaje estaba muy nervioso, sudando incluso, porque no se veía capaz. Pero es un profesional enorme, se armó de valor y expandió, una vez más, su zona de confort".

Así que fue "lo mismo que hizo al salir de la lucha libre, se despojó de ese valor asociado a su nombre y buscó otro, se formó, y buscó personalmente a directores como Denis Villeneuve o a mí para decirnos que haría lo que fuera necesario". 

¿Cuándo podréis leer nuestra crítica de Llaman a la puerta? Hoy mismo, a las 14:30, momento en el que expira el embargo impuesto por Universal Pictures. Y, por supuesto, estará libre de spoilers para que, como dice el bueno de Shyamalan, la disfrutéis en la sala de cine, como debe ser.