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Entrevista con Mark Mylod, director de El menú, que llega el 2 de diciembre

El menú

El director de El menú nos habla del proceso de cómo tomó forma la comedia negra protagonizada por Anya Taylor-Joy.

Este viernes 2 de diciembre aterriza en los cines de nuestro país una comedia negra que, como dicen muchos críticos, es "deliciosa". Y es que es complicado no utilizar ese tipo de analogías cuando se habla de una película como El menú.

Anya Taylor-Joy se meterá en la piel de Margot, la cita de un "foodista" (Nicholas Hoult) que la lleva a un exclusivo restaurante ubicado en una remota isla del Pacífico.

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En el restaurante, un enigmático chef (Ralph Fiennes) tentará a sus comensales con un menú degustación que no olvidarán jamás. Todos los presentes son famosos y celebridades de todo tipo, menos Margot. Pero eso a ella no le importa.

Nos han facilitado en exclusiva una entrevista con Mark Mylod, director de El menú. Mylod ha participado en series como Succession o Juego de tronos, además de tener hilarantes comedias en su filmografía como Ali G anda suelto.

Mark Mylod nos habla de El menú

En tu opinión, ¿cuál es la premisa de esta película? Para ti, ¿de qué se trata?

La premisa de la película y de lo que trata la película son ligeramente diferentes. La premisa de la película es que un chef de clase mundial, pero solitario, invita a 12 comensales a su restaurante en una isla para disfrutar de un menú de degustación muy especial, que desencadena un verdadero caos. 

Pero la película plantea una pregunta más interesante, con más capas. Por un lado, es una sátira sobre los excesos y el matrimonio infeliz del comercio y el arte. Por otro lado, se trata de nuestra necesidad de pertenencia como seres humanos y cómo el ego puede contaminar esa idea.

También trata sobre una joven que está en una encrucijada de su vida, en una relación de fuerza con este chef extraordinario y psicótico. Así que son muchas cosas y cosas diferentes para diferentes audiencias. Pero lo que espero es que sea una experiencia muy divertida. Y ese es el feedback que tengo de las primeras personas que ya la han visto

El Chef Slowik centra su atención en Margot, el personaje de Anya Taylor-Joy. ¿Por qué crees que se siente atraído por ella?

Slowik siente que hay una conexión entre ellos. Creo que en cierto sentido se produce una química: se reconocen en el uno en el otro.  Pero pienso que también intuye que Margot es un alma confundida.  Está en una encrucijada de su vida, con dudas sobre su propio trabajo; mientras que el Chef Slowik es un hombre atormentado.

Creo que él también reconoce su empatía. Y en cierto sentido, él necesita esa empatía. El resto de los comensales lo ven como una medalla, una manera de jactarse, una recompensa.  Margot ve al Chef Slowik como alguien que sufre y él puede intuirlo: se da cuenta de que han visto en su interior y eso algo nuevo para él.

No está acostumbrado a que lo vean de esa manera. Es una sensación agradable e imprevista. Le hace sentir algo que había olvidado. Así que, a pesar de que son adversarios —ella es una mosca en el ungüento de su bien trazado plan— él es una amenaza mortal para ella. Y ahí está la conexión entre los dos.

Descríbenos la faceta psicótica del Chef Slowik. ¿Consideras que él también tiene sus razones?

Digo psicótico de forma un poco ligera. Si lo miras desde su punto de vista, no esuna persona irracional. Ese fue un gran vínculo entre Ralph Fiennes y yo cuando empezamos a hablar sobre el personaje, porque ninguno de los dos quería un villano con bigotes.

Lo que vimos fue a alguien atormentado y consumido por el odio a sí mismo, que ha hecho un pacto faustiano con los que le financian en varias etapas de su carrera. Se ha dejado seducir y pervertir por el comercio y la exclusividad de la buena mesa hasta el punto de que todo su arte se ha desnaturalizado, él se ha perdido a sí mismo y no sabe cómo salir de esa situación.

Hay un gran patetismo en todo eso, tanto en el guion como en lo que Ralph aportó al personaje. Pero, por supuesto, el milagro de Ralph es que es capaz de hacer eso y además es muy divertido. Esa fue la salsa secreta para nosotros.

¿Cómo desarrollaste ese personaje? ¿Ralph se va, lo piensa y vuelve con un personaje? ¿O lo encontrasteis en los ensayos?

En realidad fue una conversación orgánica y continua. Hablamos mucho. Ralph es un actor al que le gusta discutir las cosas y hace su propia investigación: se libera investigando a fondo el mundo de su personaje, así que cuando llega al plató es capaz de hacer cualquier parte; digas lo que digas, es capaz de hacerlo, porque conoce muy bien al personaje y su mundo.

Se siente increíblemente libre, a pesar de que es increíblemente disciplinado; es como si no pudiera tomar una decisión equivocada porque lo conoce muy bien.

Me encanta la interpretación, así que esa es una de las razones por las que trabajamos tan bien juntos. Nunca exijo lo mismo dos veces; lo encuentro tremendamente aburrido y muy limitativo en el sentido creativo.

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Siempre fotografío de manera que se sepa que puedo usar o encontrar una manera de usar lo que se me ofrece para que nunca haya necesidad de hacer algo porque lo hiciste en la toma anterior.

Así que esa libertad de probar cosas de diferentes maneras, ese diálogo continuo entre tomas y la libertad de explorar dondequiera que nos llevara la toma fue agradable para él y maravillosamente creativo como forma de trabajar. Me encantan todos los matices que aportó.

Y tengo que decir que ocurrió lo mismo con el resto del reparto. No les daba miedo. Fui muy concreto sobre la forma en que quería trabajar: en ese estilo de "homenaje a Robert Altman", donde todo el mundo está en el plató casi todo el tiempo, todo el mundo está en el micrófono de la radio todo el tiempo y rara vez se oye "corten" cuando va a terminar una escena.

Se deja que continúe para ver dónde nos llevan todas sus improvisaciones y lo que pueden aportar creativamente. Todos los actores se sintieron fuertes y liberados gracias a esa filosofía.

Anya Taylor-Joy tiene que defenderse en una relación de fuerza con Ralph Fiennes. ¿Puedes decirnos por qué la elegiste? 

En primer lugar, llevo viendo su trabajo desde LA BRUJA y me asombra lo increíblemente convincente que es. Necesitaba un actor que, en el primer acto, no tuviera muchos diálogos y, sin embargo, necesitara hacer avanzar la historia, ver el mundo como espero que lo vea gran parte de nuestro público.

Eso exigía aalguien a quien pudiera fotografiar muy de cerca, que pudiera decirme mucho sin necesidad de decir nada. Y Anya puede hacerlo. Hay una intensidad y una especificidad en todo su trabajo que es simplemente brillante e increíblemente elocuente. 

Además, Margot se encuentra repentinamente en una posición contra un adversario increíblemente poderoso que juega en casa, pero al que tiene que igualar. Así que necesitaba una personalidad fuerte. Y no es solo Margot contra el Chef Slowik, también es Anya en un dúo con Ralph Fiennes, uno de los mejores actores de nuestro tiempo.

Anya es una actriz joven, pero tiene presencia, así que todos los directores están deseando trabajar con ella y sabía que iba a ser una buena batalla. También tiene una empatía increíble, tanto en su trabajo como en su faceta personal, y sientes esa conexión.

¿Qué tipo de investigación realizaste? ¿Tuviste que ir a los mejores restaurantes? ¿O pasar tiempo en las cocinas?

¡No tanto como me hubiera gustado, debido a la maldita pandemia! Así que gran parte de los antecedentes tuvieron que provenir de leer y devorar documentales, comenzando con la serie documental estadounidense Chef's Table, que es una forma muy perspicaz de entrar en la psique de un chef.

Más allá de eso, documentales sobre Rene Redzepi y El Bulli y sobre casi todos los chefs que podrían ayudar a desarrollar los personajes. 

Logras un equilibrio, o tal vez un sube y baja, entre el gore y el humor. ¿Qué enfoque adoptaste? Dices que el público obtiene diferentes cosas y me imagino que algunos se ríen más que otros, dependiendo del estado de ánimo que haya en la sala.

¡Sí! Muy cierto. La primera vez que leí el guion, tuve una idea muy clara de cuál debería ser el equilibrio entre los elementos de comedia, suspense y sátira. Parecía muy concreto, pero también bastante difícil de lograr, lo que fue un gran atractivo: enhebrar la aguja con eso fue un maravilloso reto creativo.

Y la forma en que espero que lo hayamos logrado fue hablando mucho, sentándonos con el reparto y discutiéndolo.  Tuvimos la gran ventaja de poder filmarlo casi en su totalidad cronológicamente, lo que nos permitió calibrarlo a medida que avanzábamos. Cada personaje podría pasar por un arco, pero registrarse en cualquier punto. 

Una gran influencia para mí fue “El ángel exterminador” de Luis Buñuel, una película de 1962 en la que un grupo de ricos comensales no pueden salir de la casa de su anfitrión después de una comida fastuosa.

Lo que saqué de esa película fue este sentido de culpabilidad de los comensales. El chef Slowik seduce a nuestros comensales y los lleva a vivir una sensación de liberación al final de la historia.

El menú
Disney

Obviamente, lo que se critica es la preciosidad de la alta cocina y la grotesca riqueza de los que sostienen a este célebre chef. 

Sin embargo, también es cierto que el Chef Slowik es un artista, y que esta búsqueda de la excelencia, por parte de personas que están dispuestas a sacrificar la felicidad para lograr esa excelencia, se produce en los artistas de cualquier disciplina, incluida la tuya. ¿Reconoces esa obsesión?

Creo que se aplica a cualquier forma de arte y probablemente a cualquier tipo devocación.  A pesar de que nos estamos burlando, terminé de profundizar en este arte en particular, la gastronomía molecular y la cocina de alto nivel en general, con un gran respeto por los sacrificios que hacen estos artistas de la cocina.

Si haces una película, quieres una inmersión profunda y estar completamente metido en ella, pero sabes que terminará. Después, quizás tengas un tiempo de inactividad antes de saltar a otro proyecto.  Sin embargo, como chef, es implacable.

Cincuenta semanas al año, noche tras noche, tienes que entregarte a fondo y tu cocina tiene que cumplir con ese pico de excelencia; no hay tregua en las presiones comerciales y en las presiones autoimpuestas para seguir evolucionando, para mantenerse al límite. Es agotador. Puedo ver por qué existeun coste humano enorme en esa industria, porque nunca se detiene.

¿Pero sientes cierta empatía?

Desde luego. ¡Lo he vivido en mis propias carnes! ¡Cuatro meses de rodajes nocturnos de Juego de tronos!

Y también has dirigido 12 episodios de Succession, una serie maravillosa sobre un despiadado magnate de los medios y los hijos que compiten por heredar su corona. Es como EL MENÚ en el sentido de queexige que los personajes muy desagradables se vuelvan atractivos. ¿Cómo creas personajes que la gente se sienta obligada a ver, aunque sean odiosos?

Me encanta esa pregunta, porque es absolutamente clave para los proyectos que he buscado en los últimos años. Hay correlaciones entre Succession y EL MENÚ, en el sentido de que muchos de los personajes de ambos proyectos son seres humanos increíblemente privilegiados, arrogantes y desagradables.

Pero acabar con ellos de forma directa sería demasiado fácil, ¿no? Eso no es inteligente. eso solo es recoger frutas maduras. Lo que me parece mucho más divertido es tratar de entenderlos, darles contexto a sus acciones y de esa manera desnudarlos, porque al hacerlo encuentras sus vulnerabilidades, qué debilidades están tratando de apuntalar, qué están tratando de ocultar.

Así que me encanta meterme en ese tipo de exploración de personajes, que ha sido una exploración de tres temporadas con los personajes de Succession y una exploración condensada de dos horas en EL MENÚ. 

Para mí una faceta principal de EL MENÚ es antropológica.  Veo al restaurante como un microcosmos de la sociedad, con privilegiados y trabajadores. Eso es inherente a la historia. Pero también veo a los personajes a ambos lados de la barrera de la cocina como personas que buscan pertenecer a algún lugar. Todo el mundo está buscando su lugar en el mundo.

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Los cocineros empleados se unena su líder de culto, el Chef Slowik, para convertirse en parte de una familia porque buscaban pertenecer a algo, ser parte de algo, ese movimiento artístico que crea una cocina increíble de categoría mundial. Buscaban un sentido a sus vidas. 

Al otro lado de la barrera, en el comedor, donde los saldos bancarios son mucho mayores, están estos personajes que quieren pertenecer a algo haciéndose miembros de un club exclusivo. ¿Quiénes buscan reforzar sus egos, reforzar sus defensas y armaduras en la vida a través de la sensación de formar parte de una élite?

Creo que el Chef Slowik, con su percepción y empatía, se da cuenta de todo eso. Él puede ver que todos están a un paso de ser como niños pequeños. No perdono ninguno de sus defectos, pero trato de darles contexto, y al hacerlo, siento que los conozco mejor. Quiero saber por qué te comportas así, por qué eres un idiota.

Bueno, una de las razones es el dinero. ¿Qué tiene que decirnos esta película sobre la riqueza, el poder y la corrupción?

Sobre los derechos que van con eso. Y el ego que los acompaña, que se explica por sí mismo, creo. Lo que quizás esté un poco alejado de eso, pero que es más interesante para mí, es el poder corrosivo del comercio sobre el arte.

Lo que es esencialmente una relación simbiótica por necesidad: los Grandes Maestros siempre tuvieron sus benefactores, ¿no es así?

Y puede ser tan destructivo para el arte por su propia naturaleza y porque los artistas se pierden. Lo ves muy a menudo: una banda tiene demasiado éxito y se nota que se han agotado.  En todos los aspectos de las artes, ves que el dinero puede ser el enemigo. 

Inevitablemente, la alta cocina va a depender del patrocinio de los ricos. ¿Quién más puede permitírselo?

Es cierto. Algo que debería ser una forma humana de compartir tan hermosa y básica como la comida. Cuando eso se desnaturaliza, hay algo realmente triste en eso, pero también hay que burlarse de eso.

¿Cuál es tu comida favorita?

Definitivamente soy como Margot. Soy un hombre de hamburguesas con queso. No tengo un paladar muy sofisticado. Como he dicho antes, siento un gran respeto por esa forma de arte, la he estudiado de cerca y he comido en muy buenos sitios en los últimos dos años, pero eso no significa que quiera comer siempre esa comida. Me sigue gustando comer un "fish and chips".

El escenario es muy importante, en parte porque estamos en una isla, pintoresca y aislada del resto del mundo, lo que crea una tensión particular, y en parte porque todo ocurre en una habitación, donde tienes que mantener cierto dinamismo. ¿Puedes decirnos algo sobre esas dos cosas? 

Por necesidad, teníamos que aislar a nuestros comensales para divertirnos con ellos. Así que construimos el escenario. Ethan Tobman diseñó nuestro restaurante e hizo un gran trabajo.

Es un Frankenstein de muchas influencias de los grandes restaurantes de los chefs modernos -en concreto del gran restaurante español El Bulli, de Ferrán Adriá, el Noma de René Redzepi, Alinea -el restaurante de Grant Achatz en Chicago- y el Fäviken Magasinet en Suecia, que desde entonces ha cerrado.

Ethan los convirtió en un todo maravilloso y cohesivo, pero también creó una maravillosa prisión para los personajes. Casi puedes sentir el aire entrar y salir cuando la puerta se abre y se cierra sobre los personajes, como si esta esclusa de aire gigante los encerrara en ese mundo.  

En términos de crear la tensión dentro de ese espacio, la idea de una sola habitación funciona increíblemente bien. Lo hemos visto hecho magistralmente en Parásitos, Misery, o de hecho volviendo a El ángel exterminador, donde todos los personajes están atrapados y, sin embargo, se produce algo maravillosamente cinematográfico.

Diseñamos el restaurante con una pared con vistas al mar, así que vemos la puesta de sol, cómo el día se convierte en noche,lo que hace que el lugar se vuelva más pequeño, lo que aumenta la presión sobre nuestros personajes.

Por supuesto contábamos con ese dinamismo y esa especie de metrónomo del trabajo que hay en la cocina, que nos daba energía cinética en el encuadre y recordaba la presencia amenazadora de todos esos cocineros... con un montón de cuchillos.

Nuestra crítica de El menú

Recordad, si os apetece una comedia negra gourmet, este viernes 2 de diciembre se estrena El menú en los cines españoles, con Anya Taylor-Joy, Ralph Fiennes, Nicholas Hoult y toda la alta cocina que quieras.

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