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Crítica de Men: todas las masculinidades tóxicas que nos acechan

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Crítica de Men, la nueva película de Álex Garland (Ex_Machina, Aniquilación, Devs) para A24 en clave de terror con Jessie Buckley y Rory Kinnear como protagonistas. 

Alex Garland vuelve a la carga y lo hace con una historia de terror bendecida con el sello de A24, es decir, la productora responsable de títulos que se alejan de las propuestas de género más comerciales contando en su filmografía con La bruja, Hereditary, Midsommar o X.

Desde luego, Men hace honor a lo que se espera de ella y es de una rareza inclasificable, pero perturbadora a más no poder con secuencias de las que se te clavan en la retina y alimentan tus pesadillas durante mucho tiempo

Tengamos en cuenta que ninguna de sus obras hasta ahora ha sido precisamente sencilla y que es, por una parte, un verdadero esteta en lo que se refiere a la puesta en escena, pero también un teórico del comportamiento humano como demostró en Ex_machina, Aniquilación o la serie Devs.

Harper es una mujer dolida por una reciente tragedia que busca en la campiña inglesa una casa retirada en la que poder sanar y descansar, dedicándose tiempo a sí misma y disfrutando de la naturaleza. 

Sin embargo, pronto sus planes quedan trucados por la presencia de distintos hombres que forman un todo generando en ella un miedo latente que la llevará a vivir una auténtica pesadilla en la que se asoman sus recuerdos y temores más oscuros.

 

El tema central de Men es el de la masculinidad tóxica y las diversas formas que adopta en nuestra sociedad actual. El vehículo de esta reflexión es una larga lista de diez personajes interpretados por el mismo actor, Rory Kinnear, y que, de una forma u otra, terminan suponiendo una amenaza física y/o psicológica para la protagonista.

Existe la figura del psicópata feminicida, la versión más extrema de este reverso tenebroso de hombres ávidos de amor, afecto o atención, pero también el perfecto caballero siempre presto a ayudar que se termina retratando con palabras y actos; el que no agrede pero menosprecia y humilla o el que se cría, a saber por qué razón, en el rencor a las mujeres en quienes ve al enemigo...

Toda una ristra de comportamientos que van desde los pequeños gestos ya sea acercándose con falsos pretextos, ignorando sus llamadas de auxilio o insultándola hasta las amenazas más directas que hacen referencia al abuso, la violencia y la depredación. 

Brutal la transformación física de Kinnear (que trae a sus espaldas otra buena ristra de proyectazos como Penny Dreadful, Black Mirror o Years and Years) y su entrega para retratar todos estos papeles abrazando a cada personaje desde sitios muy distintos: muy caracterizado a veces, contenido otras y hasta rejuvenecido digitalmente de forma un poco cutre, si se nos permite la expresión.

 

La validez de los argumentos de la película es innegable en un mundo como el nuestro, en el que todo es tan reconocible. No hay mejor manera de hacernos comprender la gravedad de todo ello que haciéndonos caminar en los zapatos de la protagonista... una magnífica (como siempre) Jessie Buckley que brilla en cada proyecto: desde Chernobyl hasta La hija oscura

Pero no hay una única forma de comprender el significado final de la película, porque es premeditadamente ambigua (aunque clarísima en su denuncia, como podemos ver). El pasaje final es en especial críptico jugando con distintos conceptos, desde la culpabilidad hasta el aspecto casi ilusorio de lo que sucede.

Todo el metraje está sembrado de claves y de metáforas: la feminidad como la fruta prohibida; el sexo de la mujer como fuente de vida pero también como algo sacrílego oculto y pernicioso; su mera presencia como perturbación de la calma para un mundo hecho a la medida de los hombres en los que estos se imponen como la ley y el orden.

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A su favor reman un montón de conceptos interesantes tanto en el apartado técnico como el del guión: empezando por la magnífica fotografía de su colaborador habitual, la inquietante banda sonora que juega con coros enloquecedores y la capacidad para aguantar los tiempos en secuencias medidas con precisión matemática como la del túnel para provocar verdadero pavor.

Aunque puestos a hacernos temblar, la reflexión que se oculta detrás de una se las escenas más inquietantes de la película: Menda a entender que los monstruos se retroalimentan unos a otros y que, de alguna forma, todos se espejan en los demás. ¿Hay alguna forma de romper ese círculo de dolor y desesperación? A eso nos toca responder a nosotros, habiendo visto hasta dónde puede llegar.

VALORACIÓN:

Perturbador y preciosista, este relato escrito y dirigido por Alex Garland retrata con precisión los distintos tipos de acoso, desprecio y violencia a los que se puede ver sometida una mujer en la sociedad actual. Cuenta con momentos aterradores.

LO MEJOR:

Las interpretaciones de Buckley y Kinnear, el valor estético y secuencias completas escalofriantes como la del túnel o la del engendro engendrador.

LO PEOR:

La película tiende a subrayar demasiado algunos conceptos resultando algo repetitiva y muy maniquea.
Hobby

70

Bueno

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