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Dominio de Pixar y Disney, ¿son realmente justos los Premios Óscar a mejor película de animación?

Elemental

Desde sus inicios, Pixar y Disney han gobernado los Óscar, llevándose casi todos los premios de los últimos veinte años sin permitir que otros estudios compitan por él.

El Premio Óscar a la Mejor Película de Animación es una categoría que se ha incluido en la gala de manera bastante reciente, sobre todo si tenemos en cuenta la larga trayectoria de los Premios Óscar, cuya primera edición se remonta al año 1929.

Fue Disney quien empezó a introducirse en los premios ganado estatuillas cuando ni siquiera existía una categoría como tal para el cine animado, pero aun así nada le impidió obtener reconocimiento por las películas de: Blancanieves y los siete enanitos (1937), Pinocho (1940), Fantasía (1940) y Dumbo (1941).

Toy Story (1995) de Pixar se convirtió en la última película premiada en los Óscar antes de que existiera el premio a Mejor Película de Animación, una década antes de que Disney se hiciera con el estudio.

El nacimiento de los primeros Óscar de animación

En 2001 la situación se hacía insostenible, el cine de animación no podía seguir encontrándose en segundo plano, ignorado por Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, así que en la 74ª edición de los Premios Óscar por fin entró en juego la animación, y lo hizo sin presencia de Disney, aunque sí de Pixar, que llevó como nominada a Monstruos S.A. 

Aun con todo, la primera ganadora del Óscar a la Mejor Película de Animación no fue una cinta de Disney ni una de Pixar, sino Shrek de DreamWorks Animation, sin que eso sentara ningún precedente.

Oscars 2024

Desde el año 2001 hasta la actualidad ha habido un total de 22 ediciones de los Óscar, 11 de las cuales llevan el sello de Pixar como ganadoras, y cuatro el de Walt Disney.

El resto de ganadoras están tan fragmentadas entre los diferentes estudios que decir la cifra que se lleva cada uno resultaría hasta ofensivo… Uno, en el caso de la mayoría, dos para la afortunada de DreamWorks que tuvo la ventura de hacer una Shrek 2 (2004). 

Marisa Tomei y su polémica en los Oscar

Cada año salen al mercado cientos de largometrajes animados, y sólo unos pocos logran llegar a una nominación en los premios de cine más reconocidos a nivel mundial. Las siguientes películas son las únicas que se han salvado en estos 22 años del monopolio de Disney/Pixar en los Óscar:

El viaje de Chihiro (2001) de Studio Ghibli, Wallace y Gromit: La maldición de las verduras (2005) de Aardman, Happy Feet (2006) de Warner Bros., Rango (2011) de Nickelodeon Movies, Ernest & Célestine (2012) de Les Armateurs, Spider-Man: Un nuevo universo (2018) de Sony Pictures Animation y Pinocho de Guillermo del Toro (2022) de Netflix.

¿Qué película debería ganar el Óscar de animación en 2024?

La 96ª edición de los Premios Óscar se presenta ligeramente esperanzadora. No ha entrado en las nominaciones el vago esfuerzo de Disney por celebrar su centenario con Wish, pero sí una, aunque correcta a nivel técnico, insulsa última apuesta de Pixar con Elemental

Dudo que vaya a ganar porque se enfrente a títulos mucho más potentes y que podrían hacer que algunos estudios menos favorecidos de los Premios de la Academia sumen un nuevo logro en sus paupérrimas listas.

Spider-Man: Cruzando el Multiverso tiene muchas papeletas para repetir el éxito de Un nuevo universo en 2018. La cinta apostaba una vez más por una innovadora técnica de animación que se atrevía a combinar incluso más estilos que su predecesora para ofrecernos un cóctel visual de lo más interesante. 

Un universo de superhéroes popular y una puesta en escena impactante parecen ser todos los ingredientes necesarios para una victoria. 

Studio Ghibli ha pasado por los Premios Óscar en cinco ocasiones y sólo ha obtenido una estatuilla. Quizá la compleja El chico y la garza, que se antoja como una carta de despedida de su director, sea el impulso necesario para hacer que Hayao Miyazaki se alce con un nuevo Óscar, quizá casi simbólico, pero que además ayudaría a volver a dar prestigio al cine de animación nipón.

El cine español, que estará presente en un par de categorías de la gala con La sociedad de la nieve de Juan Antonio Bayona, también lucha por la estatuilla en animación con Robot Dreams, el primer trabajo animado de Pablo Berger que ya triunfó en los Goya 2024.

Pero que al ser una historia lenta, dramática y sin palabras, se me antoja poco mainstream para obtener el título, atendiendo a las vencedoras de años anteriores. ¿Habrá cambiado tanto y en tan poco tiempo la Academia para que nos llevemos una sorpresa?

Por último, Nimona, mi favorita personal. Esta producción de Netflix ha pasado un calvario para llegar hasta donde está, y lo más curioso es que incluso fue propiedad de Disney en cierto momento de su desarrollo, aunque dudo que eso juegue en su favor a estas alturas y que la Academia vaya a concederle a Netflix la gracia de darle una nueva estatuilla por segundo año consecutivo.

Basada en la novela gráfica de ND Stevenson, Nimona también se vale de una animación en tres dimensiones poco convencional. 

Aunque su punto fuerte se encuentra en una historia que profundiza en la realidad trans con metáforas tan aplastantes como la transformación de su protagonista en un rinoceronte rosa, haciendo que esta se pudiera convertir en la primera película animada de temática LGTB+ en ganar el Óscar a la Mejor Película de Animación, alejada además de la influencia de Pixar y Disney.

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