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Crítica de Black Phone, el regreso de Scott Derrickson al terror

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Black Phone

¿Hace una de miedo? Crítica de Black Phone, la película dirigida por Scott Derrickson (Sinister) con Ethan Hawke en el rol de villano. 

 Hacía tiempo que no llegaba a carteleras una película tan contundente como Black Phone, que viene avalada por la firma de Scott Derrickson, sin lugar a dudas un director de lo más interesante cada vez que se interna en el género del terror como ya demostró en películas como El exorcismo de Emily Rose o Sinister.

En el caso que nos ocupa, estamos ante una cinta particularmente sensible porque, a pesar de estar basada en un relato de Joe Hill (NOS4A2), se ha encargado de la adaptación el propio Derrickson y lo ha hecho atendiendo mucho al tema de la violencia.

Se nota además que detrás de Black Phone hay una motivación personal por indagar en el paso de la niñez a la juventud: “Lo que más me llamó la atención al momento de hacer la película fue la oportunidad de capturar el lugar en donde crecí", ha dicho Derrickson en declaraciones recientes. 

"Yo nací en un barrio trabajador donde había mucha violencia, y era muy común que escuchara que algún niño se perdió o que un conocido murió. Así que me interesaba explorar ese mundo donde los niños no están seguros”.

Así que así, de entrada, os respondemos a dos preguntas del tirón: Black Phone es una buena película de terror, probablemente de las que encabezarán el top 10 de títulos reseñables de este año, y además también lanza una denuncia social sobre la forma en la que los niños estaban a merced de familias abusivas o de la violencia más brutal en la escuela en nuestro pasado reciente.

Ambientada en una ciudad de Colorado en los años 70, la película nos presenta a Finney Shaw, un tímido e inteligente chaval de 13 años que vive con su hermana y su padre alcohólico. Lo único que le libra de recibir palizas diarias en la escuela es contar con el favor de un amigo que le parte la cara a quien haga falta para evitarlo.

Stephen King

Sin embargo, un buen día, desaparece sin dejar rastro como hicieran con antelación el muchacho que repartía los periódicos y otro puñado de chicos de su edad.

Finney es encerrado en un sótano insonorizado por parte de un tipo enmascarado en el que solo hay un colchón y un teléfono con el cable cortado. Para su sorpresa, un día comienza a sonar y descubre que puede hablar con las víctimas que han pasado antes por su situación. Con su ayuda tratará de liberarse del psicópata que parece estar aguardando un error para acabar con él para siempre.

Tenemos que hablar de Ethan Hawke

Atentos a este actor porque lo que hace en esta película es realmente reseñable: da tanto pavor cuando aparece en escena como cuando no está. Esto es mérito del guión, pero también del talento del intérprete que no duda en exprimir su talento físico. De hecho, apenas se le ve la mitad del rostro en algunas secuelas y en la mayoría de ellas porta una máscara sobrecogedora.

Hay que ser muy generoso como intérprete para que, siendo una estrella como es el caso, no haya impedimentos para ocultar la cara, que es una de las principales herramientas de trabajo para un actor. Cobra así importancia cada gesto, respiración o pose.

Es grato ver que además Hawke está optando por realizar toda clase de papeles sin rechazar proyectos independientes como Zeros and Ones, grandes producciones destinadas a streaming como Caballero Luna, miniseries como El pájaro carpintero o proyectos cinematográficos como El hombre del norte.

Demuestra, además de ser versátil, no tener miedo a los retos siendo muy hábil para darle profundidad a personajes de moralidad ambigua o terrible, como es el caso.

Miedo a morir de una paliza

Volviendo a la película tras este inciso, también hay que señalar el buen trabajo del reparto joven, mucho menos conocido. Mason Thames (Para toda la humanidad) y Madeleine McGraw (El francotirador) sustentan la película a nivel emocional.

El primero es el protagonista y la segunda su hermana, que introduce una de las dos tramas sobrenaturales. La razón es que ella, a través de sus sueños, es capaz de ver lo que ha sucedido, razón por la cual la policía termina apoyándose en sus indagaciones para buscar el lugar en el que el agresor oculta a sus víctimas.

Black Phone
Universal Pictures

Ni que decir tiene que todo "sabe" a Stephen King (padre de Joe Hill y enorme influencia en su obra): desde la ambientación en la que se cuela un chubasquero amarillo, globos negros e ingentes dosis de violencia hasta el interés por mostrar un enfrentamiento sobrenatural como rito de paso para alcanzar la madurez, algo muy característico de obras como "It" (Eso).

En resumidas cuentas, Black Phone nos propone un viaje de lo más completo: te hace reír a carcajadas cuando quiere, pasarlo mal de verdad si se lo propone y no repite fórmula con los sustos, así que te pone de uñas en la butaca esperando el siguiente. Al final queda muy claro que a quien hay que temer, es a los vivos.

VALORACIÓN:

Una propuesta de terror sólida y contundente que es tan eficiente cuando se interna en el terreno de lo sobrenatural como cuando retrata la violencia como horror absoluto al que se somete a la infancia.

LO MEJOR:

Lo bien que articula el discurso en torno a la violencia y las gamberras líneas de diálogo de Madeleine McGraw desafiando a Dios.

LO PEOR:

El personaje de James Ransone es tan absurdo y ridículo que está a punto de cargarse el clímax de la película.
Hobby

77

Bueno

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