Crítica de Pared con pared, Netflix firma una comedia romántica muy tierna con Aitana y Fernando Guallar

Hay quienes piensan que hacer una comedia romántica es fácil, de ahí que sea un género bastante ignorado en los últimos tiempos en los circuitos de premios de la industria. Sin embargo, no lo es, de hecho, es difícil entrar en un género como este y que logre conmover en muchos sentidos.

Pero nadie dijo que en Netflix España tuviesen miedo, así que se han aliado con Patricia Font (El maestro que prometió el mar) para traer a su catálogo una nueva película original de la plataforma: Pared con pared.

Marta Sánchez (Menudas piezas) se encarga de la adaptación del guion de la película, que está basado en el filme francés de 2015 Tras la pared, de Clovis Cornillac.

No nos entretenemos con más presentaciones: hoy, en HobbyCine, nuestra crítica de Pared con pared. ¿Conseguirán Aitana y Fernando Guallar enamorarnos en su película de Netflix?

Paredes que unen

Los muros suelen levantarse para separarnos, viendo que los humanos demostramos una y otra vez nuestra incapacidad para convivir. Sin embargo, la premisa de Pared con pared convierte el tabique que separa a nuestros protagonistas en el punto de conexión entre ambos.

Valentina, interpretada por Aitana, es una joven pianista que prepara la audición de su vida en el piso al que acaba de mudarse. Por desgracia, en el piso contiguo del edificio de al lado, reside David, un inventor de juegos que necesita el silencio más absoluto para concentrarse.

La película establece así el punto de conflicto, pero Pared con pared usará ese tropo solo como detonante para una incipiente relación en la que esa llama conocida como amor irá cobrando fuerza.

Pero "conectar" a través de una pared tiene sus inconvenientes, por lo que la película no rehuirá los conflictos que surjan por todo tipo de malentendidos.

Dos almas unidas por la soledad

Hablar del reparto de Pared con pared supone detenernos en primer lugar en los protagonistas. Vamos a empezar por Aitana, que debuta por primera vez en un largometraje con esta película de Netflix.

A pesar de las tablas que le brindan sus muchos videoclips y su paso por series como Skam España o La última, existía el riesgo de que ponerla en un papel central, pese a la conexión musical, no funcionase. Pero no es así, y su papel como Valentina tiene un encanto singular, especialmente gracias a la inocencia del personaje y lo bien que casa con la suave voz de la cantante.

Hay margen de mejora, pese a todo, pero siendo un papel debutante y contando con que las comedias románticas acostumbran a generar momentos algo surrealistas, Aitana se defiende muy bien.

Al otro lado de la pared encontramos a Fernando Guallar, a quien hemos visto en Patria, Velvet o, más recientemente, Reina Roja. En serio, si algún día alguien quiere hacer un biopic sobre George Lucas, que no hagan casting y lo llamen directamente, con la caracterización de Pared con pared es la viva imagen del creador de Star Wars en sus años mozos.

Guallar maneja muy bien el papel de solitario amargado que, pese a todo, anhela tiempos más felices. Es un personaje con encanto por sí solo y no es difícil cogerle cariño, una herramienta básica para que una comedia romántica funcione. Además, tiene un momentazo Los Simpson que no vas a tardar en identificar, aunque ignoro si es intencionado o no.

Pero Pared con pared no funcionaría sin un plantel de secundarios que, pese a aparecer pocos minutos en pantalla, logran aportar el trasfondo suficiente para que la historia de Valentina y David sea aún más tierna.

Natalia Rodríguez, Adam Jezierski, Paco Tous y Miguel Ángel Muñoz son cuatro patas muy importantes en la historia. Destacamos el papel de Tous que, además de aportar toques cómics de los que tan bien se le dan, tiene un par de momentos totalmente entrañables.

No te compliques: la sencillez funciona

Aunque se puede decir que está todo inventado, a veces las historias sencillas son las más efectivas, y Pared con pared lo demuestra con una historia que, aunque no te va a sorprender con ningún giro que te haga dar un salto de sorpresa, te atrapa con asombrosa facilidad.

Los dos protagonistas generan una química imprescindible que se mantiene durante la hora y media que dura la película y no hace falta realizar un estudio de personajes intrincado para que la historia fluya.

La banda sonora original de Arnau Bataller nos acuna escena tras escena, haciendo que nos encariñemos más y más de Valentina y David. Y es que la música es, en muchos sentidos, la espina dorsal de la historia.

Es más, si te gustan animes como Your Lie in April, es muy posible que la escena climática te traiga recuerdos de la serie basada en el manga de Naoshi Arakawa (Arakawa Naoshi)

Pared con pared no está exenta de algunos problemillas, claro: algunos diálogos se sienten algo artificiales, más por desarrollo y la entonación en esas escenas que por lo que se dice en sí, y eso que el trabajo de Patricia Font a los mandos en casi todo lo demás es sublime. Lo notamos más en las escenas iniciales.

La sencillez de la película también hace que no tenga personajes especialmente oscuros, incluso el "malo" de Miguel Ángel Muñoz es un tropo de antagonista poco sazonado con maldad, aunque sí con egolatría.

Pared con pared es una de esas historias que bien podría haber dirigido Nora Ephron en los noventa. Algunos tramos recuerdan a Tienes un e-mail o, por seguir con Tom Hanks y Meg Ryan, Algo para recordar.

Netflix te propone una comedia romántica ligera y agradable que va más allá del reclamo de contar con una de las mejores artistas nacionales de la actualidad.

Si buscas una película para disfrutar y que no te haga sacar la calculadora científica como El problema de los 3 cuerpos, Pared con pared es más que asequible y te está esperando en Netflix porque, si tienes que enamorarte de alguien, ¿qué mejor época que la primavera?