8 series en las que nadie confiaba y que terminaron arrasando de forma inesperada

Es frustrante la cantidad de casos de proyectos prometedores que quedan en nada por la decisión de unos pocos que hablan por todos, algo que los ejecutivos de los grandes estudios han tomado por costumbre, condicionando los gustos del público, con frecuencia de forma insultante para la inteligencia.

La historia de la televisión y, más recientemente, el streaming, está llena de casos en los que una serie por la que nadie apostaba, recibe una oportunidad y termina destrozando todos los esquemas.

Algunas, incluso, logran convertirse en iconos culturales que perduran en la memoria de los fans, y arrasan en reposiciones, incluso años después de la emisión de sus episodios finales.

Hoy, en HobbyCine, te contamos la historia de 8 series por las que nadie daba un duro, y terminaron arrasando de forma incontestable.

Lo que hacemos en las sombras

A mediados de la década de 2010, hablar de Lo que hacemos en las sombras suponía referirse a la película independiente de culto de Taika Waititi y Jemaine Clement sobre un grupo de vampiros que comparten casa en Nueva Zelanda.

Aunque la película tiene sus fans, adaptar su historia al formato serie, y de paso trasladar la acción a Staten Island con un nuevo elenco, era todo un riesgo.

FX vio potencial donde nadie más lo encontraba, y acertó de pleno con una serie que no solo captura la esencia de la película en que se inspira, sino que eleva las apuestas.

Seis temporadas le han dado a Lo que hacemos en las sombras en el canal antes de que los buenos vampiros regresen a dormir durante unos cuantos siglos.

Colegio Abbott

Una sitcom en el entorno laboral es como lanzar una moneda al aire: puede salir bien o, habitualmente, durar una temporada, como le ocurrió a Blockbuster —la serie de Netflix—.

Pero a veces surgen raras avis como Colegio Abbott, la serie de Quinta Brunson ambientada en una escuela primaria que ha conseguido brillar en la ABC (Disney+ en España).

Encontrar el equilibrio entre la comedia y los mensajes sociales, así como la forma en que sus personajes principales interactúan entre sí, ha valido a Colegio Abbott un éxito que nadie esperaba.

El juego del calamar

Hwang Dong-hyuk pasó una década dando forma a El juego del calamar e intentando vendérselo a alguna plataforma.

Netflix terminó adquiriendo la serie como parte de un gran paquete de contenido producido en Corea del sur, pero sin que viesen nada especial en ella: una serie original más que sumar al catálogo.

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Internet hizo el resto: en cuestión de días, El juego del calamar se convirtió en un fenómeno global que fascinó a millones de espectadores con su brutalidad, emotividad y una premisa que, pese a su sencillez, aborda temas de rabiosa actualidad, como la desigualdad.

El juego del calamar se erigió en 2021 como la serie más vista de la historia de Netflix, y en 2024 lo sigue siendo, con una segunda temporada a punto de entrar en escena.

Mad Men

AMC no tenía ningún recorrido en la producción televisiva de primer nivel, así que cuando anunciaron la producción de una serie sobre el mundo de la publicidad a mediados del siglo XX, a nadie parecía interesarle el tema.

Luego Mad Men se dedicó a cerrar bocas con una puesta en escena vibrante y una capacidad para bordar temas notorios, incluso en la actualidad, desbordante.

Un elenco formidable completó el hito de la primera gran serie de AMC, pero no sería la última, ni mucho menos.

Andor

Cuando Lucasfilm anunció que producirían la serie de Andor, muchos fans de Star Wars —servidor incluido— pusieron en duda la necesidad sobre contar la historia de un personaje con un destino tan definitivo en Rogue One: Una historia de Star Wars.

Aunque Diego Luna no está relegado a un papel secundario en la película de 2016, no parecía ofrecer nada especial frente a otros muchos personajes.

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Entonces llegó Tony Gilroy con su narrativa lenta y un enfoque que se aleja de todo lo que acostumbramos a ver en la saga, y nos conquistó.

Andor no solo fue un gran éxito, sino que es la serie más original de Star Wars, junto con The Mandalorian.

Breaking Bad

¿Cómo vas a meter a Hal Wilkerson de Malcolm a cocinar metanfetamina? El encasillamiento pudo lastrar la confianza en Breaking Bad, considerada a día de hoy como una de las mejores series de la historia.

Bryan Cranston tomó las riendas de Walter White en la serie de Vince Gilligan y cualquiera que osase poner en duda su capacidad para el drama se llevaría una visita de Heisenberg.

Además de regalar al mundo cinco fantásticas temporadas, Breaking Bad dio paso a Better Call Saul, un potentísimo spin-off.

Gambito de dama

Aunque en 2020, Anya Taylor-Joy ya había tenido algunos papeles relevantes, su carrera se disparó gracias a Netflix y Gambito de dama.

Pese a ello, la historia de la ajedrecista pudo hundirse en el vasto cajón de series de la plataforma que pasan sin pena ni gloria, en gran medida por la costumbre que tenían de no dar promoción a muchas de ellas.

Pero Gambito de dama fue un fenómeno global que se sumó a las grandes producciones de la plataforma.

Los Simpson

Si te parece que muchos aún encasillan los dibujos como "para niños" en 2024, ni te contamos cómo iba la cosa en 1989. A pesar de que Los Simpson habían cogido fama en el Show de Tracey Ullman, darles formato de serie fue todo un riesgo para Fox.

No creo que haga falta pormenorizar: Los Simpson lleva emitidas 35 temporadas y tiene una más en camino. Su mejor momento puede haber quedado atrás, ya que su llegada supuso una revolución televisiva: no había nada igual en los ochenta, no obstante, sus episodios siguen acumulando ingentes cifras, incluso más gracias al streaming.

Si en Fox hubiesen hecho caso a los cenizos que instaban a no confiar en una serie como esta, Homer y su familia no habrían tenido el calado mundial que obtuvieron, y Matt Groening no habría podido dar paso a series como Futurama.

Como decimos, la industria está repleta de este tipo de casos en los que lo establecido queda humillado por algo que, por un motivo u otro, logra conectar con el gran público que, en última instancia, es quien determina el éxito.