Pros y contras de StageCraft, la tecnología que ha llegado para quedarse al cine y las series
StageCraft promete cambiar el modo de hacer películas en el futuro, pero aún es una tecnología con mucho recorrido que presenta ventajas, pero también unos cuantos problemas.
En la industria audiovisual, especialmente en el cine, la técnica de la retroproyección es más vieja que el sol, pues lleva usándose desde casi los albores del Séptimo Arte. Sin embargo, StageCraft, una de las tecnologías punteras del sector, se basa precisamente en ese concepto.
The Mandalorian popularizó estos escenarios digitales que ofrecen muchísima libertad a directores y creativos, al tiempo que brindan referencias de mayor calidad a los actores en el set.
No obstante, StageCraft ya estuvo en uso antes de que Din Djarin y Grogu iniciasen su aventura en Star Wars, aunque eran procesos mucho más limitados que el que ofreció la serie.
Como toda nueva tecnología, la llegada de StageCraft abría todo un abanico de oportunidades que películas como The Batman, Ant-Man y la Avispa: Quantumania o Los Fabelman no han dudado en usar.
También han hecho lo propio series como Percy Jackson y los Dioses del Olimpo, La Casa del Dragón o Avatar: La leyenda de Aang, por citar algunos ejemplos.
A medida que se usa y exploran sus posibilidades, surgen pros y contras de usar StageCraft en una producción, un modo de mejorar la tecnología de cara al futuro. Hoy, en HobbyCine, repasaremos tanto lo bueno como lo malo que tiene esta tecnología que ya demuestra su potencial más allá de Star Wars y Marvel.
StageCraft: un mundo de posibilidades
La primera ventaja que ofrece StageCraft al filmar películas o series es que los Render Nodes, los enormes paneles LED 4K que conforman el Volumen (el set) generan una iluminación natural que reduce la necesidad de la mayoría de puntos de luz de un set convencional.
Además, al proyectar el escenario, todo el contorno se sincroniza con la cámara del Volumen y reacciona con los movimientos de la misma. Si el operador de cámara realiza un movimiento y el fondo debe moverse de forma natural, lo hará, recreando la sensación de un entorno real.
Una de las grandes ventajas de StageCraft reside en la accesibilidad inmediata que proporcionan los Render Nodes, haciendo que los efectos visuales puedan implementarse mientras se está filmando la escena.
Esto redunda en un menor trabajo en posproducción, ya que buena parte del trabajo se ha realizado antes y durante el rodaje en el Volumen. Descargar en ese aspecto a los estudios de VFX es muy positivo, especialmente en estos tiempos en los que m´s e una empresa iba ya con la lengua fuera.
StageCraft es una inversión de cara al futuro, algo que es bueno y malo a la vez, como veremos más adelante. Los grandes estudios pueden amortizar su inversión en esta tecnología con el correr del tiempo, pues reduce drásticamente la necesidad de construir escenarios o trasladarse a determinadas localizaciones.
No todo en StageCraft son bondades
Curiosamente, muchas de las ventajas de StageCraft también juegan en su contra. Vamos a empezar por la propia inversión que requiere la tecnología, que no es poca. Disney se dejó unos 15 millones de dólares en cada episodio de la temporada 1 de The Mandalorian, y ninguno era especialmente largo.
Lo que en principio es una ventaja al ganar iluminación natural en el Volumen, se torna en problema con determinados escenarios. Un ejemplo lo tuvimos en Ahsoka, por no salir de Star Wars, donde el maquillaje de Lars Mikkelsen como Thrawn fue un dolor de cabeza porque la paleta de colores cambiaba en función del set.
Disney | Lucasfilm
Otro problema es el espacio del que se dispone en el Volumen. El set de StageCraft mide 25 metros de diámetro, pero a veces hace falta más espacio para filmar escenas realistas.
Star Wars nos ha dado ejemplos de lo ridículas que quedan algunas persecuciones en el Volumen, como la de las speeder de El libro de Boba Fett o la carrerita boscosa de Leia en Obi-Wan Kenobi.
Aunque originalmente se esperaba que StageCraft desplazase por completa el uso de croma, no es así. De hecho, el croma sigue siendo indispensable para muchas funciones de StageCraft, desde insertar objetos a la reducción del denominado efecto muaré, esa singular pixelación que se produce al filmar una pantalla.
Ya hemos dicho que esta tecnología alivia la carga del trabajo en posproducción, pero no es porque desaparezca, sino porque buena parte de ella se traslada a las etapas de preproducción y rodaje. Si los especialistas son los mismos, pasan de estar muy ocupados solo en una fase de la producción, a estarlo en todas.
Por último, pero no menos importante, está el impacto humano que este tipo de tecnología tiende a provocar, especialmente destacado en la destrucción de puestos de trabajo si los estudios se acostumbran al uso de StageCraft en detrimento de los escenarios prácticos.
Puede que eso tarde en ocurrir, especialmente porque series como Andor han demostrado que los escenarios prácticos mantienen un encanto que aún le queda muy lejos al Volumen, pero no es algo que se pueda descartar.
Como puedes ver, StageCraft tiene cosas buenas y cosas malas, y su evolución y el uso que se le dé a esta tecnología marcará la industria para bien o para mal en los próximos años, especialmente cuando más estudios apuesten por estos escenarios totalmente digitales.
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