Por la cantidad y calidad de títulos lanzados en 2023, no es raro encontrar debates sobre si este año va a pasar a la historia como el mejor, o uno de los mejores. Una buena "añada" que, en realidad, esconde una realidad bastante más triste, aunque quizá no tan evidente.
Desde sus primeros compases, 2023 ha empezado muy fuerte en los videojuegos, casi desde la segunda quincena de enero, y no ha aflojado el ritmo en ningún mes. Empezando por Dead Space, siguiendo con Hogwarts Legacy, Resident Evil 4, The Legend of Zelda Tears of the Kingdom, Street Fighter 6 y "terminando" por Baldur's Gate 3 y Starfield, ha sido un año impresionante.
Y eso sin mencionar todos y cada uno de los títulos que merecerían aparecer en el párrafo de arriba. Ha sido tal el ritmo, y han sido tantos y tantos los juegos, que, dados los meses que han pasado, puede parecer que alguno es incluso de 2022. Pero no, son de 2023. Menuda colección, ¿eh?
Lo mejor de todo es que el año todavía no ha terminado, y quedan pepinazos como Marvel's Spider-Man 2, Super Mario Bros. Wonder o Forza Motorsport, con los que se terminará de coronar los 12 meses de 2023 y que, visto lo visto, prometen terminar siendo históricos.
Quizá, lo mejor de todo, al menos para mí, es que da igual donde juegues, ha habido mucho y muy bueno en todos los sistemas, y eso es siempre motivo de alegría... sobre todo si la guerra de consolas te la trae al pairo y tienes la suerte de poder jugar los títulos imprescindibles de cada máquina.
Elegir el GOTY de 2023 va a ser una tarea complicada, y aunque muchos tenemos en nuestro corazoncito un claro candidato, lo cierto es que hay mucho merecedor de llevarse ese galardón. Dicho de otro modo, este año no hay un claro candidato al GOTY, y de manera objetiva y por razones muy diversas, muchos juegos claramente lo merecen. Ha sido un festín, que todavía no ha terminado.
Pero, aunque cada vez estemos más cerca de elegir el mejor juego del año y eso es siempre motivo de alegría (aunque algunos se lleven un disgusto o no coincidan), lo cierto es que no puedo dejar de pensar en lo paradójico e irónico que acabará siendo este 2023, llamado a ser uno de los mejores años de la historia de los videojuegos.
Pese a que esta riada de juegazos con mayúsculas pueda ser indicativo de un estado de salud envidiable dentro de la industria del videojuego, lo cierto es que las acciones de muchas compañías parecen ir en dirección contraria.
No hace falta recordar la dolorosa cantidad de gente de la industria del videojuego que se ha quedado sin trabajo en nuestro país por decisiones puramente económicas, estudios que han dejado prácticamente de tener presencia en nuestro territorio en los últimos 12-24 meses (Activision, Ubisoft, 2K Games...).
Quizá los efectos todavía no los estemos notando, pero que no os quepa duda: tarde o temprano será más evidente que no haya un equipo local peleando porque se traduzcan o doblen los juegos, o que tengan alguna característica para nuestro territorio. Y si no al tiempo.
Si saltamos al panorama internacional, ¿qué os voy a decir? En las últimas semanas raro es el día que en el que no salta la noticia de estudios que cierran o ven sus plantillas reducidas, de manera bastante drástica. Empezamos fuerte con Meta despidiendo a 10.000 trabajadores (aunque no ha debido afectar al lanzamiento del visor Meta Quest 3)... y eso que venía de despedir a otros 10.000.
Lo cierto es que casi ninguna compañía se ha librado de meter la tijera en los gastos de personal, aunque en muchos casos más ha sido por ajustarse a un plan de recortes de cara a sanear las cuentas de cara a los accionistas, que por pérdidas reales de sus títulos o estudios (al menos, en unos cuantos casos).
Así, hemos asistido al cierre de estudios como Volition, otros han sufrido importantes despidos (CD Projekt, Epic Games, Bioware, Embracer, Activision Blizzard, Visual Concepts, Niantic, Striking Distance...
Podría seguir, porque ha habido bastantes más titulares. Pero creo que es suficiente para ver que esta estampa dantesca pertenece solo a 2023. Queda por ver si este 2023 no seguirá dejando un reguero de víctimas en lo que resta de año... y el que viene, visto lo visto.
Sinceramente, no sé si todos estos reajustes, aparte del saneamiento financiero, se deben más a los profundos cambios que está sufriendo la industria, con el rápido y brusco viraje al formato digital y el juego en la nube, o que sencillamente el sector está tendiendo a una estructura como la industria del cine, con 4 o 5 grandes productoras, y que las compañías irán fagocitando entre ellas.
Sea cual sea la respuesta, si es que la hay, 2023 me está dejando un sabor agridulce. Por un lado, la felicidad de ver grandes juegos en las estanterías físicas y digitales; por otro, el panorama de la industria no es nada alentador y "siento" cercano el desasosiego de gente que no sabe qué será de ellos en los próximos meses.
Menos mal que, como en toda tormenta, siempre se cuelan rayos de esperanza entre los nubarrones, y hay compañías que incluso han apostado por subir el sueldo a sus trabajadores... algo que sobra decir que aplaudo hasta que me sangren las manos. Si no se apuesta por el capital humano, las empresas no tienen sentido. Y más en un sector tan técnico y creativo como este.
Por eso, lo que decía al principio. ¿Está siendo 2023 el gran año de los videojuegos como muchos jugadores piensan? Sí, pero quizá no para todo el mundo, especialmente quienes trabajan en la industria y ven con desazón lo que está pasando a su alrededor. Así que, por favor, la próxima vez que arranquéis vuestra consola, pensad en la gente que hay detrás de ese juego, aunque sea un minuto…
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