Estando a las puertas de que se entreguen los premios Oscar 2023, es la hora de hacer las últimas reflexiones respecto al curso cinéfilo que acabamos de pasar. 

Es un momento apropiado no solo por el final de la temporada de premios (que han estado más divididos que nunca), también porque se cumplen tres años desde el inicio de la pandemia. 

Y 2022 ha sido el primer año desde el confinamiento, que supuso el cierre de los cines y paralización de rodajes, en el que la industria del cine ha recuperado la casi plena normalidad que había en 2019, aunque con muchos matices... y desigualdades.

Los blockbusters han vuelto, ¿a costa del cine de autor?

Los taquillazos de Avatar: El Sentido del Agua, Top Gun: Maverick y Spider-Man No Way Home a finales de 2021 demuestran que los blockbusters de Hollywood, películas eventos llenas de estrellas y/o efectos especiales difíciles de apreciar en casa, siguen siendo viables económicamente.

No parecía tan obvio hace un par de años. El cierre de las salas de cines aceleró el asentamiento de las plataformas de streaming como opción preferida por la mayoría de los consumidores para consumir películas. 

Durante un par de años fue la única opción posible, y las plataformas como Netflix, HBO Max, Disney+ o Amazon Prime Video respondieron con toneladas de contenido de gran calidad (al menos en la factura técnica, abandonando el lenguaje televisivo para hacerlas indistinguibles a las películas de cine) que acostumbraron al esperador a quedarse en casa y olvidar la experiencia del cine.

Pero ha quedado claro que las franquicias (particularmente Marvel, DC y Jurassic, aunque Tom Cruise y James Cameron sean "marcas" en sí mismos) siguen teniendo un poder de atracción suficiente para sobreponerse a cualquier adversidad y atraer a millones de personas a las salas de cine, aunque cada vez sea más "a contracorriente" del resto de la industria.

Cuatro películas estrenadas tras la pandemia han superado los 1.000 millones de dólares en taquilla mundial. ¿Pero qué pasa con el resto de películas? 

Que los blockbusters sigan siendo viables no significa que el cine, y en particular la exhibición en salas, no esté en una situación muy inestable: pese a los taquillazos dignos de 2019, los ingresos en taquilla descendieron considerablemente en 2022: en Estados Unidos se recaudaron en total 7.000 millones de dólares, frente a los 11.000 millones de 2019, 

¿Hay salas suficientes para películas de autor que no sean el blockbuster de Disney, Warner o Paramount de turno? Que varias películas recauden dinero a espuertas como si no hubiera pasado nada, al mismo tiempo que la taquilla colectiva descienda cerca de un 40%, evidencia un aumento de las desigualdades entre blockbusters y el resto de películas.

La cosecha de los Oscar 2023 pinta otra imagen

Pese a los demoledores datos, no puedo ver la lista de nominados a los premios Oscar este año y no dejarme llevar por un ligero optimismo.

Por la diversidad de películas grandes y pequeñas, que compiten de igual a igual. Aun sabiendo que los premios son una nube ajena a la realidad, no puedo evitar alegrarme. Especialmente si las comparo con las nominadas del año pasado. 

Me encanta ver que las dos películas más taquilleras de 2022, las secuelas de Avatar y Top Gun, que superando los 2.000 y 1.500 millones de dólares respectivamente, aspiran a llevarse el premio a Mejor Película (ninguna es la favorita, aunque algunos todavía no descartan las opciones de que lo gane Top Gun Maverick).

Que la Academia reconozca en estas categorías a las películas más populares es muy poco habitual. Ha ocurrido antes, con El Señor de los Anillos o con Titanic, pero que las dos mayores películas (en recaudación) del año sean también consideradas dos de las diez mejores películas del año es algo que nunca había pasado... y acerca estos premios, habitualmente rodeados de cierto aura de elitismo, al público "de a pie".

Es una situación muy diferente a la del año pasado, donde solamente hubo dos películas que superaron siquiera los 50 millones de dólares en recaudación: West Side Story, que recaudó 76 (y con un presupuesto de 100 millones, fue un “box office bomb”) y Dune, que recuadó 402 millones. 

Dune fue la única película exitosa en taquilla de aquella cosecha, cuyas dos grandes vencedoras (CODA y El Poder del Perro) pasaron muy desapercibidas para el gran público (y un año después, particularmente CODA, que encima es un remake americano de la francesa La Familia Bélier, han quedado olvidadas). CODA solo recaudó 2 millones en su paso por sales (costó 10). 

La de Jane Campion fue vista por 1,2 millones de hogares en su primera semana en Estados Unidos, pero con el secretismo de Netflix es difícil hacerse una idea de si fue un éxito continuado o no, o cómo se compara con otras películas “Oscar bait” de la plataforma, como Roma o El Irlandés.

En los Oscars 2023, las cosas son muy diferentes, y no solo por Tom Cruise y James Cameron. 

La candidata de Netflix este año, Sin novedad en el frente (y que podría dar la sorpresa), ha estado en el Top 10 de películas más vistas de habla no inglesa durante 14 semanas. Elvis recaudó 287 millones con un presupuesto de 85, convirtiéndola en un gran éxito.

Ni TÁR ni El Triángulo de la tristeza o Almas en pena de Inishiren han sido taquillazos (ni lo aspiraban), pero, aun siendo algo imposible de cuantificar, se puede decir sin miedo que han dejado más huella en la memoria colectiva que El Método Williams o Belfast.

Y luego tenemos a Todo a la vez en todas partes, la favorita para llevarse el premio, que recaudó la sorprendente cifra de 107 millones de dólares con un presupuesto de entre 14 y 25 millones, convirtiéndose en la película más taquillera de A24, la productora de cine de autor del momento (detrás también de las ganadoras de Oscars Moonlight, Room o La Ballena).

A priori, Top Gun: Maverick y Todo a la vez en todas partes son películas que no tienen nada que ver, casi antagónicas en algunos sentidos (una es una secuela que tira de la nostalgia y acrobacias emocionantes con una trama muy simple, y la otra es una película de autor que usa la ciencia ficción para explorar complejos temas psicológicos y existencialistas).

Pero, cada una en sus campos, ambas son películas que sobresalen en todo lo que se proponen, y lo más importante, han logrado conectar con el público en todos los sentidos (comercial, crítica y prestigio/premios). El blockbuster y el cine de autor se dieron la mano con dos películas irrepetibles... en un año que, quizás, será recordado con otros ojos en el futuro.