Logo Hobbyconsolas.com
Logo HobbyCine

El gran duelo en las salas visto por los redactores de Hobby Consolas, ¿eres de Oppenheimer o de Barbie?

Oppenheimer vs Barbie

Dos películas tan diferentes como atractivas van a pugnar este verano por el trono de la taquilla y han generado una competencia muy curiosa por todo internet. También en la redacción de Hobby Consolas.

Hay duelos del audiovisual que nunca se olvidan: Rocky Balboa contra Apollo Creed, Beatrix Kiddo contra O-Ren Ishii, Neo contra el agente Smith, Luke Skywalker contra Darth Vader o Íñigo Montoya contra "el hombre de negro" son algunos que nos vienen a la memoria. Mas en la vida habríamos pensado que hablaríamos de un duelo entre Barbie y Oppenheimer.

El séptimo arte es tan caprichoso como el destino y ha querido que dos películas tan diferentes como apasionantes se den cita en las salas de cine este verano, el mismo día y con repartos que quitan la respiración. Christopher Nolan (El Caballero Oscuro) y Greta Gerwig (Mujercitas) ponen toda la carne en el asador para que no falte la fiesta del cine en los meses estivales.

Estas son las mejores tablets para ver películas y series

Estas son las mejores tablets para ver películas y series

Si sueles ver series cuando viajas o en varias partes de casa, estas tablets pueden ser buenas compañeras para el consumo de entretenimiento.

Ver listado

Tanto hablar de duelo nos ha hecho preguntar en la redacción de Hobby Consolas qué película se impondría este mes verano cuando Barbie y Oppenheimer desembarquen el 20 de julio y le quiten el protagonismo al bueno de Tom Cruise, que unos días antes ha estrenado Misión imposible: Sentencia mortal - Parte 1.

David Lorao y Javier Cazallas han dado un paso adelante para defender la que, para ellos, es su película favorita en este apasionante duelo. Cazallas empezará con su apuesta por Oppenheimer; Lorao concluirá con la suya apostando por un mes de julio de color de rosa. Vamos con ellos.

Voy con Oppenheimer

No me quedan bromas sobre Oppenheimer que no se hayan hecho ya en redes sociales, así que optaré por el clásico: la película de Christopher Nolan va a ser la bomba. Tiene todos los ingredientes para que el público que busque algo más que entretenimiento puro y duro se sumerja en una de las mentes más brillantes y trágicas del siglo XX.

De un modo tan inesperado como desolador, Oppenheimer ha modelado el marco geopolítico actual con su participación destacada en el Proyecto Manhattan. Se hacen biopics de músicos, de refugiados célebres, de presidentes, pero no demasiados de científicos cuyo trabajo sigue tan presente hoy en día que da miedo.

Voy a malcompararla con Descifrando Enigma (The Imitation Game), pero con un toque sobrecogedoramente trágico: el "padre de la bomba atómica" vio como su creación segaba entre 129.000 y un cuarto de millón de vidas en un parpadeo, un latido.

Fue el primer detractor del arma que ayudó a crear, algo que estuvo a punto de costarle algo más que su puesto en unos Estados Unidos radicalizados por el inicio de la Guerra Fría, con la carrera armamentística con la Unión Soviéticas en plena eclosión, como si la Segunda Guerra Mundial no hubiese generado suficiente infamia.

Huelga decir que, en el marco de la actualidad, el mensaje con el que Oppenheimer se despidió de su mayor creación está más vigente que nunca.

Pero pasemos a algo menos desolador que la figura misma de J. Robert Oppenheimer. Estamos hablando de una película de Christopher Nolan. Cierto es que es un director de esos que, o lo adoras, o te causa un rechazo monumental. Eso no destaca menos su filmografía: Origen, El Caballero Oscuro, Memento.

Nolan es un director apasionado por los efectos prácticos. Hablamos de un tío que incrustó un 747 en un hangar en el rodaje de Tenet porque no le gustaba cómo quedaba el CGI. El mismo cineasta que ha recreado la explosión nuclear de la prueba Trinity usando explosivos reales —no nucleares, claro— y que nos va a pegar a la butaca como si fuéramos calcomanías.

Vamos a sentarnos en la sala y dejar que el gran Ludwig Göransson nos meta de lleno en la tragedia de Oppenheimer. El maestro que ganó el Óscar por Black Panther y nominado por su secuela. El mismo que optó por un camino diferente a la fanfarria de John Williams en The Mandalorian y consiguió que saltásemos al hiperespacio en ese western espacial.

Y qué decir de ese reparto espectacular que trae Christopher Nolan bajo el brazo. Solo con tener a Cillian Murphy, el mismísimo Tommy Shelby en Peaky Blinders, enfrentándose a sus demonios tras "convertirse en la muerte, destructora de mundos", saldríamos ganando. Pero es que viene arropado por un manto de estrellas que se cuentan entre la élite de Hollywood.

Salvar al soldado Ryan

Tenemos a la silenciosa Emily Blunt (Un lugar tranquilo, La chica del tren), a Matt Damon (El indomable Will Hunting, Invictus), A Iron Man, digo a Robert Downey Jr. (Chaplin, Tropic Thunder), a Gary Oldman (El instante más oscuro, Mank), a Florence Pugh (Mujercitas, Midsommar), Rami Malek (Bohemian Rhapsody, Mr. Robot)…

Y la fiesta no para: Kenneth Branagh (Belfast, Enrique V), Gustaf Skarsgård (Vikings), Jack Quaid (The Boys), Josh Hartnett (El caso Slevin), David Dastmalchian (Dune - Parte 1), James Remar (Dexter), Casey Affleck (Manchester frente al mar)…

Un buen reparto tienen las dos películas, pero creo que el de Oppenheimer tiene un bagaje superior al de Barbie y, junto a su temática, son dos aspectos determinantes a la hora de escoger ganadora a título personal.

El gran handicap que se ha encontrado la película de Christopher Nolan es su calificación por edades (R), que restringe el acceso a menores de 17 años si no están acompañados por un adulto. Eso reduce en gran medida su alcance en salas y, por extensión, las ganancias finales en taquilla.

Y, sin embargo, eso me hace apreciar aún más lo que este filme pretende ofrecer. La de Oppenheimer no es una historia "family friendly": es un relato de sueños rotos, de ver cómo ese deseo de crear "el arma que terminaría con todas las guerras" se esgrimía con imprudencia cual pistola en las manos de un niño pequeño.

Oppenheimer

Barbie es una apuesta por el entretenimiento puro y duro, y está fenomenal porque aporta variedad a la cartelera que tendremos este verano. Pero yo no tengo dudas de cuál voy a ver primero: una deflagración masiva con explosivos reales en una sala IMAX se imponen a Barbieland en esta casa.

Y si eso fuera poco, recordad que las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki fueron el germen de uno de los personajes más queridos en estos lares. ¿De quién estoy hablando? ¡De Godzilla, por supuesto!. Qué menos que ir a ver esta película que repasa la creación del arma que, a su vez, propició la creación del Rey de los kaiju como metáfora contra el armamento nuclear.

Ahora os voy a dejar con David Lorao, que os va a decir que Barbie es la mejor película del mundo mundial y que los cines serán el imperio del rosa a partir de julio, pero hasta él sabe que, si Margot Robbie estuviera en Oppenheimer, estaría aquí, defendiendo el biopic del físico conmigo. Tuya es la palabra, amigo.

Voy con Barbie

Barbie es el mayor acontecimiento cinematográfico de este año y uno de los más importantes que se van a celebrar dentro de una sala este siglo. Lo afirmo así, sin ambages, con la seguridad que da el haber formado parte de la producción desde el día uno sin perder de vista nada de lo que se hacía.

Hay pocas películas que hayan generado tanto sonido en las distintas redes sociales como la Barbie de Margot Robbie. Desde la primera imagen oficial hasta la última premiere mundial, todo lo que ha orbitado alrededor de este filme se ha ido haciendo más grande con el paso de los días.

De hecho, la propia Oppenheimer de Christopher Nolan se ha beneficiado de ello. Sin Barbie, el estreno de la nueva película de Nolan sería vendido, efectivamente, como “la nueva película de Nolan”. Quizás alguna referencia de marketing a El Caballero Oscuro, pero poco más.

Sin embargo, gracias a la figura omnipresente (y omnipotente) de la Barbie de Greta Gerwig hemos otorgado a Oppenheimer un carácter diferencial dentro de la propia filmografía de Christopher Nolan. En otras palabras, no se puede entender el estreno de Oppenheimer sin Barbie.

A la inversa no pasa lo mismo. Barbie ha vivido al margen de Christopher Nolan, ha mutilado el concepto de “masculinidad tóxica” y ha abrazado con orgullo y satisfacción el meme constante de las entradas, los Peaky Blinders andando a cámara lenta y los hombres trajeados yendo al cine.

Hace veinte años esto no habría sido posible. Hace veinte años (o menos, si recordamos Crepúsculo) el estreno de una película de acción real de Barbie habría suscitado un rechazo inmediato por parte de un amplio espectro de la población y habría caído en el saco del cliché femenino.

Greta Gerwig es una mujer que no rehúye su feminismo no necesita esconderlo para evitar la mascarada incel. Lo mismo pasa con Margot Robbie. La combinación de talento con oportunidad es el ingrediente secreto de la suerte, y esa fortuna va de la mano de Barbie desde el principio.

Hay muchos motivos que podrían explicar el acontecimiento generacional que vamos a vivir con la película de Barbie de Margot Robbie. La premisa es interesante; el reparto, estelar; la directora, talentosa, y los adelantos oficiales, verdaderamente llamativos.

Si a todo ello le sumamos el hecho de que el meme en las redes sociales se ha ido haciendo más grande con el paso de los meses, el resultado desemboca en una explosión de emoción y expectativas que difícilmente no llenará las salas de todo el mundo con una facilidad asombrosa, digna de estudio.

Barbie 2023 - Ken (Simu Liu), Barbie (Margot Robbie) y Ken (Ryan Gosling)

De todos modos, no hace falta tratar de comprender los entresijos de nuestro mundo. Sencillamente, Barbie ha llegado en el momento y en el lugar precisos, y también lo ha hecho con el carácter suficiente como para sepultar los estereotipos y los prejuicios de todo el público internacional.

Sí, es cierto, la jugada de Warner Bros. Pictures de estrenar este filme junto a Oppenheimer para castigar la “deslealtad” de Nolan por el cambio de estudio está fea. Es una jugada sucia. Pero nos ha permitido vivir unos meses incomparables en términos de espectadores cinematográficos.

En un contexto donde todos los debates giran en torno a la calidad de los productos de Marvel Studios, la crisis de DC Comics, los malos números taquilleros, los precios de las suscripciones streaming y la última polémica sobre inclusión en productos de ocio… Esto es de agradecer.

Durante todos estos meses hemos disfrutado de una competencia sana (incluso divertida) entre dos grandes películas que están alejadas de las franquicias imperantes y que nos han recordado que todavía se pueden hacer dos cosas: debatir con humor y disfrutar del cine.

 

Eso sí, Oppenheimer no habría conseguido nada de esto por sí sola; pero, como he explicado, Barbie no necesitaba a Oppenheimer para generar todo esto. Simple y llanamente… Ha llegado nuestra hora, chicos. ¡Nos vamos a Barbieland!

Descubre más sobre , , autores/as de este artículo.

Conoce cómo trabajamos en Hobbyconsolas.